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Mostrando entradas de abril, 2025

QUÉ BUSCAS- ¿Ganar Ganar o Perder Perder

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El Hombre dormido en la tormenta  “¡Qué haces aquí dormilón! ¡Levántate y clama a tu Dios! Quizá se fije en nosotros y nos salve de esta situación.” (Jonás 1:6) Nuevo día, nueva jornada. El último día del mes, pero el primero de la semana. Anoche también me costó dormir. Me desperté mucho antes de que llegara el resplandor de la madrugada. Eran tal vez las 2:00 de la mañana, y no podía dejar de dar vueltas en la cama. Un pensamiento, una reflexión, una pequeña frase comenzó a surgir en mi interior, como si Dios mismo me hablara para llamarme la atención: ¡AVANZA! Sí,   pero hazlo despacio.  Piensa en los demás.  Baja tu ritmo.  Deja de lado  tu orgullo y tu egoísmo.  Recuerda que:  Ayudando a los demás,  te ayudas a ti mismo. Esto último quedó dando vueltas en mi mente:   “Ayudando a los demás te ayudas a ti mismo, así que deja de lado tu egoísmo.” Luego recordé algunas cosas más y supe que debía escribirlas antes de olvidarlas. Vino a m...

Cuando la Soberbia nos lleva al Fondo del Mar: La lección del Faraón

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El Faraón y el orgullo del corazón  "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros."  (1 Pedro 5:6-7) El orgullo y la obstinación nos roban la paz. Quien se resiste a la voz de Dios termina perdiéndolo todo: su tranquilidad, su control y, finalmente, aquello que más ama.  Faraón es el ejemplo más claro de esto que acabo de decir: Este hombre endureció su corazón hasta perder la razón y, en su rebeldía, destruyó su familia y su nación. En la noche más oscura, pagó el precio más alto: la vida de su primogénito, su sucesor. Esta historia es más que un relato del pasado; es una advertencia viva para nuestras vidas. La arrogancia nos convierte en espejos deformados, donde solo vemos nuestro reflejo distorsionado. El orgullo nos hace persistir en la idea de que solo nosotros tenemos la razón, negándonos a escuchar consejos y a aceptar corrección. Nos cerramos...

El diagnóstico de Ana

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Diagnóstico Médico  EL DIAGNÓSTICO DE ANA El médico la examinó detenidamente y luego, con un tono serio, le dijo: —Lamento informarte que tienes un tumor en la cabeza. Debes operarte, porque es muy grande. Sé por experiencia que recibir un diagnóstico así es triste, doloroso y hasta espantoso. Pero es bueno y necesario que alguien con conocimiento venga y nos diga la verdad. ¡Cuántos hoy están enfermos por dentro, pero siguen viviendo como si nada pasara! Comer, beber, fumar, disfrutar placeres pasajeros… eso es todo lo que saben hacer. El pecado es como un tumor interno. Afecta la mente y el corazón. Nuestra sangre está contaminada, nuestra respiración falla, pero seguimos de fiesta, sin darnos cuenta de que estamos al borde de la muerte. El Médico me ha enviado a entregarte tu diagnóstico. Es muy reservado: "Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en ti cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga, las cuales no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite....