Siguiendo el rumbo del Capitán. Guardando La Biblia en el corazón para poder navegar mejor.
“Pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.”
(1 Juan 2:5)
Marinero o Marinera, que por la vida navegas no dejes de atesorar las palabras de tu Buen Capitán.
Hola!! Saludos para ti, mi querido Navegante y compañero de recorrido.
¡Aquí estamos otra vez, como cada mañana!
Hoy es lunes y comenzamos una nueva semana. Seguimos avanzando por este mar de la vida!
Quizás hoy te encuentres en un mar en calma, o tal vez el viento sople más fuerte y sientas que se sacude tu alma…
Las olas vienen y van, pero hay algo que no cambia jamás: Es la Palabra de nuestro Buen Capitán.
Ayer celebrábamos con alegría que la tumba de Jesús quedó vacía, ¡y aún hoy nos emociona recordarlo!
Pero hoy debemos seguir avanzando.
Sigo leyendo la primera carta de Juan y el Versículo de este día me pone en sintonía.
“Solo se podrá reconocer que somos seguidores de Jesús si guardamos con fidelidad su Palabra y amamos de corazón, no sólo de labios sino con las buenas obras que Él nos mandó"
Tengo un nuevo desafío por delante: “Demostrar que amo a Jesús, amando a los demás como Él me enseñó”
Quiero ser un cristiano verdadero, que sigue al Señor día tras día y no solamente en Semana Santa. No quiero vestirme de cristiano el Domingo, para cumplir con la religión y el resto de la semana vivir como se me da la gana.
Juan nos lleva a realizar un auto examen, escudriñar nuestra forma de andar.
Debemos preguntarnos:
¿Cómo sabremos que realmente somos nuevas personas con Cristo?
La respuesta no es mística, ni abstracta… es práctica y concreta:
Sabremos que somos cristianos verdaderos porque amamos y le damos prioridad a la Biblia, dejando de lado cualquier otra tradición humana.
No te dejes llevar por las costumbres paganas, por más que digan ser cristianas.
El que ama a Cristo guarda las Palabras de Cristo.
Jesús mismo dijo:
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
(Juan 14:21)
(Juan 14:21)
Pero... tal vez te preguntes:
¿Qué significa
“GUARDAR”
SU PALABRA?
No se trata simplemente de memorizarla o leerla una vez al día.
GUARDAR LA BIBLIA ES ABRAZAR, ATESORAR, APLICAR, OBEDECER, CON REVERENCIA Y AMOR, TODO LO QUE DICE NUESTRO DIOS Y SALVADOR.
Es como levar el ancla, izar las velas del alma, y dejar que la Palabra sea el viento que dirija nuestro rumbo en todo tiempo.
El verbo que Juan usa al decir —“GUARDAR”— tiene la idea de vigilar con celo, como un soldado que se mantiene en guardia toda la noche, mirando atentamente.
GUARDAR es tener la Palabra como una brújula, o un GPS. Dependemos de ella en todo momento para orientarnos porque sabemos que siempre nos marca el rumbo correcto.
La Biblia es también como esa roca firme donde descansa el faro que nos guía en la oscuridad del mar. Sin su ayuda terminaremos mal.
El salmista lo dijo así:
“En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”
(Salmo 119:11)
La Palabra nos mantiene a salvo.
Guardar la Palabra implica rendir nuestro timón, dejar que sea El Capitán quien dirija la embarcación.
Jesús mismo nos dio esta clara indicación:
“Si ustedes me aman, entonces guarden mis mandamientos.”
(Juan 14:15)
Lo podríamos decir de esta manera:
Los marineros que navegamos rumbo al cielo demostramos que amamos a nuestro Buen Capitán cuando día a día le obedecemos en Altamar.
Guardar es confiar incluso cuando no comprendamos, obedecer aun cuando el mar esté embravecido y la costa no se pueda ver. Aún cuando no entendamos Su manera de proceder, avanzamos, siguiendo su Palabra, solo por la fe
Es fácil decir:
“CONOZCO A JESÚS”,
pero si mi vida
no se alinea con su Palabra,
¿DE QUÉ SIRVE TAL CONFESIÓN?
No se trata de vivir en perfección…
pero sí de SEGUIR avanzando en SU DIRECCIÓN y corregir nuestro rumbo siempre que Él nos haga ver que estamos siguiendo los deseos de nuestro corazón.
Una pregunta sincera:
¿Hacia dónde se orientan tus velas?
¿Qué sentido o qué dirección sigue tu vida, tu embarcación?
Juan nos dice que cuando guardamos su Palabra, el amor de Dios se perfecciona en nosotros.
Es decir, se completa, se hace real, se manifiesta en las obras visibles.
¡Qué glorioso es eso!
El amor a Dios no es algo que solo se siente… El amor es algo que se vive y se extiende.
Así que hoy,
mi querido Navegante,
quiero invitarte a mirar con toda honestidad cuál es el rumbo que sigue tu alma.
¿Estás navegando en obediencia? ¿O tan solo en apariencia?
Me encanta saber que Jesús no busca tripulantes expertos, sino corazones rendidos y honestos.
No busca personas perfectas, que nunca fallan o que confían en sus propias fuerzas para enfrentar las batallas. Él busca hombres y mujeres con un corazón dispuesto, vidas entregadas aún con sus errores y defectos.
Tengamos como nuestra meta mayor el guardar su Palabra como un tesoro en nuestro interior.
Que cada versículo que leamos se convierta en nuestra dirección y propósito a medida que avanzamos.
Digamos junto con el salmista
“Hazme oír, por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber, el camino por donde debo andar, porque a ti he elevado mi alma
Líbrame de mis enemigos, oh Señor; porque en ti me refugio.
Enséñame, a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.”
(Salmos 143:8-10)
Nos encontramos mañana, si Dios lo permite, con otro versículo de la carta de Juan.
Meditar en un versículo por día puede transformar tu manera de navegar por el mar de la vida.
Me alegraría poder leer tu comentario. Tus palabras también son como un viento de ánimo para seguir avanzando.
Si Dios ha usado esta reflexión para hablarte y animarte, el propósito de este blog se ha cumplido.
Soy Gerwuer ⛵️…
y por hoy aquí me despido
Hasta pronto mi navegante amigo.
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