La única forma de andar como Cristo.

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”

(1 Juan 2:6)

Hola, mi querido amigo…

Qué bueno es encontrarnos una vez más para seguir en esta travesía junto al Buen Capitán. Seguimos recorriendo la primera Carta de Juan. 

No se que piensas tú pero, para mí, el versículo de esta mañana, suena muy desafiante, ¿No te parece?

Te lo recuerdo:

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”

(1 Juan 2:6)

Ufffeso sí que es difícil!!!

Es como si Juan nos dijera: 

“Tú dices que eres cristiano... bueno, está muy bien… pero ahora demuéstralo viviendo como Cristo... 

Lo que quiero es ver si realmente andas como Cristo anduvo”

Admito que eso suena abrumador.

¿Cómo podría alguien andar como Jesús anduvo?

¿Cómo imitar al Santo, al Perfecto, al que nunca pecó?

Humanamente hablando, esta ordenanza de Juan, es simplemente

IMPOSIBLE DE CUMPLIR!! 

Pero aquí es donde justamente se revela el secreto más glorioso de la fe cristiana:

No se trata de imitar a Cristo con nuestras propias fuerzas, sino de permitir que Cristo viva Su vida en nosotros.

Nadie podrá andar como el Dios Santo si PRIMERO NO ES RENOVADO por su ESPÍRITU SANTO?

La clave está en esto:

PARA ANDAR COMO CRISTO, NECESITO TENER LA VIDA DE CRISTO.

Por eso Jesús le dijo a Nicodemo que, si quería ver el reino de Dios, primero tendría que NACER DE NUEVO. (Ver Juan 3:1-16)

Ahora debes saber que comenzar una nueva vida es algo que nosotros no podemos hacer por medio de nuestro propio esfuerzo.

Es el Espíritu Santo el que obra en nuestro interior.

Por lo tanto no se trata de copiar, se trata de que Cristo pueda vivir en nosotros.

Pablo lo dijo con claridad celestial: 

“Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…”

(Gálatas 2:20)

Y también escribió: 

“Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”

(Colosenses 1:27)

El andar como Jesús anduvo no es el fruto de un esfuerzo religioso, sino la manifestación de una vida habitada por Él.

Solo cuando el Espíritu Santo hace su morada en nosotros, cuando el corazón es regenerado por la fe, podemos comenzar a andar como Él anduvo:

Es decir con humildad, obediencia, compasión, santidad, verdad, compromiso, misericordia y mucho más.

El mismo Jesús dijo:

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”

(Juan 15:5)

Permanecer requiere esa conexión vital.

Y ese fruto —ese andar— no se fabrica, se produce de manera natural… cuando la savia de Cristo corre por nuestro interior.

Por eso, si ves que tu manera de andar está muy lejos de ser igual a la manera en que andaba Jesús… no comiences por forzar un cambio exterior. Te agotarás y te frustrarás. Al final te rendirás diciendo: esto no es para mí.

Más bien debes comenzar por mirar tu interior: ¿Realmente Cristo vive en ti?

¿Has nacido de nuevo?

¿Le has entregado el timón de tu alma? 

Hoy es un buen día para hacerlo.

Entrégale el corazón, ríndete a su gracia, y deja que Él viva su vida en ti.

Y si ya lo has hecho, entonces…

¡Sigue viviendo en comunión con Él! 

Sigue creciendo en Él, conectándote a su Palabra, y dejando que el Espíritu te transforme paso a paso.

Te animo a seguir adelante, meditando día a día en la Palabra que da vida.

Por hoy aquí me despido. 

Deseo que Dios ilumine tu entendimiento y te bendiga en este momento.

Un abrazo fuerte, Gerwuer ⛵️

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