Verdades que consuelan cuando las tormentas llegan. En el dolor busco mucho más a Dios.

 


Hay verdades que me consuelan cuando las tormentas llegan. Saber que Dios me ve en esta dura situación y que no estoy solo cuando llega la aflicción, es algo que me trae paz al corazón.

Gerwuer


Freitag (Viernes)

☁️🌡️🌦️-1° ⛵️


Comienzo a recorrer este nuevo día, aunque en verdad se me está haciendo pesado y difícil continuar en medio del dolor y los vientos de aflicción que se han levantado a mi alrededor.


Tengo el corazón destrozado y el estómago anudado por todo lo que en los últimos días ha pasado. No puedo negar que me duele ver tanta maldad. 


Aunque la vida me ha lastimado, aunque todo se ha complicado, entiendo que me debo levantar y debo continuar porque sigo viviendo y hay que salir a trabajar. 


¡No me rendiré frente a esta situación! ¡No bajaré los brazos aunque tenga el corazón hecho pedazos! ¡Confiaré en ti Señor!


Por la fe hoy me levanto. Me aferro a Dios en oración y sigo adelante con la misión, confiando en su bondad y en su amor.


Debo seguir navegando porque otras personas me están esperando. No puedo rendirme ante la aflicción. No quiero caer en oscura depresión.


Me doy cuenta que es muy arriesgado comenzar a recorrer un nuevo día por este mar de la vida sin tener al Capitán a mi lado. Peor aún será el resultado si me alejo, si me aparto, si a Dios en mi vida rechazo por todo lo que ha pasado.


¡Cuántos hay que hoy navegan amargados, con odio y rencor hacia la gente y hacia el Señor! Están muy enojados después de haber enfrentado una furiosa tempestad que los ha dejado arruinados.


Hoy es viernes, la vida para mí aquí no ha terminado. Debo seguir adelante aunque otros ya no están a mi lado. 


Me siento tan dolorido por todos los que vagan perdidos. Los veo en oscuridad, con sus rostros sombríos. Ya no tienen el gozo y el brillo que han tenido. 


Me siento tan apenado por aquellos que de Dios se han apartado, pero no les puedo decir nada porque terminan enojados. Ellos saben que están haciendo lo malo, saben que están equivocados, pero prefieren seguir su camino y no escuchar lo que les digo.


Además de todo esto, es verdad que hoy me siento abatido, me siento angustiado, mis ojos se llenan de lágrimas al pensar en aquellas almas que ya no están navegando a nuestro lado. 


¿Qué haré para continuar?

Abriré el libro del Capitán y me detendré a leer uno de los salmos:


Salmo de David


A ti, oh Señor, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos.

(Salmo 25:1-2)


“Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame, de mis congojas.

Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis pecados.

Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen.

Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié.”


(Salmos 25:16-20)


Qué bien me hace saber que otros también han pasado por tiempos de dolor y han encontrado consuelo en Dios.


Este año está siendo muy duro, sobre todo para los que han perdido un ser querido.


Sigo orando por mis amigos, sigo pensando en la familia de Nicolás Ricciardi, el joven de 16 años que el lunes pasado fue apuñalado en la ciudad de Chascomús.


Al mismo tiempo no dejo de pensar en la familia de Agustín Menna, el niño de tan solo 8 años que hace un par de semanas fue arrastrado por el agua de un riachuelo en la ciudad de Tres Arroyos.


Pensando en todos los que hoy estamos sufriendo por estos tristes acontecimientos quiero volver a repetir algunos pensamientos que ya he dicho en otros momentos:


Mucha gente en situaciones de tanta angustia se preguntan:

 

"-¿Dónde está Dios cuando sufrimos?"

"-¿Por qué no interviene?"

"-¿Por qué Dios parece estar tan lejos cuando el enemigo está tan cerca?"


Miles de preguntas vienen cuando las cosas se ponen tan dolorosas y hasta parece que Dios ignora nuestro dolor, nuestra ansiedad. Parece que Dios no hace nada para destruir a los que obran mal. No vemos justicia, solo vemos maldad en la humanidad.


Lo sé, muchas de nuestras preguntas todavía no encuentran una respuesta, pero debemos recordar que:

Aunque no lo veamos, Dios sigue estando a nuestro lado, y todo lo que hoy sufrimos, es por causa del pecado que el mismo ser humano ha dejado entrar. Por eso estamos tan mal.

Yo sé que en tiempos de dolor, hasta los cristianos más fieles, sienten como si Dios los hubiera desamparado. 


Cuando sufrimos, cuando nos parece que todo es lo peor de lo peor, es cuando el diablo aprovecha para venir a sembrar en la mente pensamientos deprimentes. 


La duda, la incredulidad y muchas cosas más vienen cuando sentimos un gran dolor. Son como dardos encendidos que Satanás arroja para apartarnos del Dios Creador.


El Diablo suele decir: 

"-¡Estás solo!"

"-¡Dios no se interesa por ti!"

"-¡Dios no te ama!"

"-¿Para que seguir viviendo?"


Querido amigo, querida amiga que hoy estás sufriendo, no le hagas caso a estos pensamientos. Son una gran mentira destructiva.


En esta mañana me detengo a leer una palabras escritas por el Apostól Pablo, un hermano experimentado en tristeza y quebrantó.


Este hombre estaba al servicio de Dios, sin embargo esto no lo liberó de enfrentar momentos de gran angustia y aflicción hasta el punto de pensar que su vida estaba por terminar.


Quiero invitarte a leer y reflexionar en lo que Pablo escribió: 


“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.


Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.


Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.


Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.


Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.


Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte; cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.

(2 Corintios 1:3-11)


Pablo pudo experimentar el sufrimiento y luego la consolación que viene de Dios.


Deseo que está feroz tormenta que hoy destroza tu alma te lleve a buscar en Dios el consuelo y la calma.


Deseo que así sea para todos los que estamos pasando por un tiempo de prueba y dolor.


Quiero agradecerte por leer la Bitácora de hoy.


Me detengo para orar intercediendo a tu favor y te pido que también por nosotros eleves tu oración. Los vientos de tormenta soplan también en esta región.


Abrazo fuerte de consolación.


Gerwuer ⛵️

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día 100 - Proclamando la Verdad a toda la humanidad.

Día 4 - Pensando en aquel que ha visto partir a un ser querido.

Día 1 - Un nuevo comienzo.

Día 49 - Con amor y sin distracción surge una nueva generación.

Día 105 - Ya está abierto el camino al árbol de la vida.