Jesús se alegra al oír: ¡Heme aquí! envíame a mi.
Este es un día muy especial donde vuelvo a decir con emoción:
HEME AQUÍ, ENVÍAME A MI
Estoy aquí en el velero, navegando por el mar de la vida en este nuevo día. Un día, en lo personal, muy especial y particular.
Mirando por la ventana puedo ver el cielo como enlutado, abrigado con un poncho de nubes grises.
El viento sopla. Las olas del mar vienen furiosas, golpean contra la embarcación, nos sacuden, pero estamos en pie, seguros porque este velero pertenece al único Capitán que tiene poder para controlar el viento y el mar.
Tal vez parezca una contradicción lo que voy a decir, pero en esta ocasión voy por la vida con tristeza y con alegría. Navego con gozo pero al mismo tiempo con profunda melancolía... y si... son las cosas de esta vida.
Hoy es 3 de Enero de 2024
Mientras navego escribo esta Bitácora que es como el diario de navegación.
Soy un marinero que navega SEGURO rumbo al cielo, pero antes que alguien piense que lo digo por fanfarrón o por orgulloso, quiero explicar por qué tengo esta seguridad de pasar con Dios toda la eternidad.
Puedo decir que voy al cielo porque así me lo dijo el Capitán y yo le creo. El siempre dice la verdad.
Un día el Señor, dueño del velero, me vió perdido y me buscó. Me rescató, me lavó, me salvó, me restauró y toda mi inmundicia con su sangre lavó.
Hace tiempo atrás el Capitán me habló y su voz me quebrantó. Sus ojos que miran el corazón me hicieron ruborizar porque sabía que nada a Él le podía ocultar.
Se detuvo tan solo a mirarme en profundidad y no paré de llorar. Cuando las lágrimas ya me ahogaban él me vino a consolar.
No soy digno de estar en su embarcación. No merezco ser un marinero y servirle en la misión. No soy el adecuado, no soy el mejor, no soy alguien tan perfecto y santo que nunca le ha fallado. Sé que he pecado. Pero también sé que Él me ha perdonado.
Soy alguien que se estaba ahogando, pero en ese momento vino a mi encuentro otro marinero del Señor que me arrojó el Salvavidas de Gracia, Amor, Verdad y Perdón. Ese día, por fe me aferré a la Bondad que me mostraron y subí al velero sin entender muy bien lo que estaba pasando.
¡Qué bueno es cuando llegas a saber y creer que, para siempre, todos tus pecados en la Cruz son perdonados, si tan solo te aferras por Fe al que murió allí clavado.
El Señor me hizo entender que, en el fondo del mar, todo mi pasado ha quedado sepultado.
A los que navegamos en este Barco nos alienta mucho escuchar la voz del Capitán cuando nos dice por medio de su libro inspirado:
“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.”
(Isaías 43:25)
“Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.”
(Isaías 44:22)
Todos aquí sabemos que, si en nuestro diario navegar, caemos y le fallamos:
“El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.”
(Miqueas 7:19)
Hoy en esta embarcación escribo la Bitácora deseando dejar un testimonio de la Gracia que he recibido. Deseo que otros que navegan perdidos puedan conocer al Capitán y lleguen a experimentar lo mismo que yo acabo de expresar.
En esta mañana especial no puedo dejar de pensar en mi madre.
Ella nació un día 3 de Enero como el de hoy, pero de 1942.
Si bien mi madre, tristemente falleció, no puedo borrar de mi mente el ejemplo y los consejos que me enseñó.
Otras veces ya he compartido que fue mi madre la que me habló de Dios cuando yo era pequeño y me ayudó a dar los primeros pasos tratando de seguir al Maestro.
En mi adolescencia ella fue buena consejera. Mi madre me motivó a la lectura y me llevo siempre a buscar lo que tiene valor espiritual.
Fue mi madre la que me impulsó a estudiar la Biblia y me recomendó que visitará al marinero (Misionero) Juan Gava quien por aquellos tiempos tenía un programa radial llamado: “Reflexionando con amigos que piensan”
Hoy termino pensando que por la influencia de mi madre es que ahora sigo por la vida Navegando con Jesús cada día.
En este día quiero terminar compartiendo una canción muy especial que escribí hace tiempo atrás.
Esta canción habla del encuentro con el Señor. En un sentido es mi historia, pero también es la historia de otros marineros que navegan con el Señor.
Esta canción representa La Perla del Navegante, el Podcast donde comparto tesoros espirituales.
Me gustaría saber si te sientes identificado con la letra de la canción o si has escuchado el llamado del Señor.
Un día el Señor me habló en quietud y en intimidad diciendo:
“Hay mucha gente en toda la humanidad que navega pérdida en su pecado y en su maldad.
Todavía son muchos los que no me conocen de verdad...
¿Quién irá por mí y les hablará?
Ese día yo le respondí
Heme aquí Señor... envíame a mi.”
Aquí está la canción que le escribí:
Ahora estoy aquí porque a su llamado respondí.
Como dije al principio, sé que a salvo estoy porque Jesús me ha rescatado y con su sangre me ha comprado. Libre ahora soy porque Él me ha amado y pagó todo el precio de mi pecado.
Marinero del velero soy porque Él me ha llamado.
Querido amigo El Señor también te está llamando a ti.
¿Navegas perdido? ¿Estas afligido, angustiado, atrapado en tu pecado?
Te comparto el Salvavidas 🛟
Jesús ha dicho estas palabras para todo el que está agotado y cansado:
“Vengan a mí todos los que se encuentran fatigados y cargados, y yo les daré verdadero descanso“
(Mateo 11:28)
Jesús también dijo:
“Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontrarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil de llevar, y mi carga es liviana.”
(Mateo 11:29-30)
Jesús habló también para todos los que se reconocen perdidos, los que vagan hambrientos y sedientos por este mar de la vida
Jesús dice aún hoy:
“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”
(Juan 6:35)
Una cosa más quiero mencionar que el Señor ha dicho por medio de Isaías:
“Miren a mí, y sean salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”
(Isaías 45:22)
El Señor te está llamando.
¿Qué le responderás?
Vamos amigo, no dudes más. No esperes cambiar por tus propios medios. Recibe ahora la salvación que te ofrece el Señor y únete a su tripulación... tal vez un día también llegues a cantar tu propia canción.
Abrazo grande para todos los navegantes.
Gerwuer ⛵️
Una nota final:
Como dije, hoy estoy recordando a mi madre que ya no está, pero es verdad que su ejemplo, su amor, su perseverancia y sus enseñanzas por siempre me han de acompañar y muchas de sus perlitas perdurarán porque las he guardado en este lugar especial:
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Gracias por leer y compartir
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