En el día de temor yo digo que confiaré en ti Señor.

“Marinero que navegas rumbo al cielo. No confíes en tu propia capacidad para mover el timón. No pretendas avanzar siguiendo los latidos de tu Corazón.”
Gerwuer 

 

Dienstag (Martes)

🌨️🌡️1°⛵️


Nunca olvides Marinero que en este mar de la vida solo avanza con seguridad quien se mantiene escuchando la voz del Capitán.


Debes buscar el consejo y la orientación de aquel que conoce mejor el rumbo y la dirección. Búscalo... Búscalo por favor!! 


No dejes de buscar al Señor. Recuerda que Él es el Capitán de la embarcación y sabe qué hacer en cada situación. Búscalo y sigue su indicación.


Como cada día, desde que navego en el Velero rumbo al cielo, busco un momento y un lugar para poder encontrarme a solas con el Capitán.


En este nuevo año he retomado la tarea de escribir esta Bitácora que es como mi diario de navegación. 


Quiero dejar un registro de algunas cosas que vivo y aprendo a medida que por la vida navego. 


Si por primera vez has llegado a leer esta Bitácora, debes saber que aquí encontrarás pensamientos y reflexiones de lo que aprendo mientras leo el Libro del Capitán.


La Biblia es el libro amado y memorizado por todos los navegantes.


Mi deseo y oración es que estás cosas que comparto puedan ser de bendición y edificación para toda la tripulación.


Por supuesto, como misionero, en traje de marinero, lo que más deseo es que la verdad del evangelio pueda iluminar el entendimiento de los que se están perdiendo.


Somos muchos los navegantes y marineros que vamos por el mundo entero llevando la Luz y la Sal como lo ordenó el Capitán. El propósito final de esta Sal y esta Luz es que otros sigan a Jesús.


La misión es una tarea de toda la tripulación. Algunos salen muy lejos en el mar y otros sirven en su propia comunidad. Lo importante es que cada uno se mantenga en comunicación con el Buen Capitán.


Hoy es Martes 16 de Enero. La alarma de servicio ha sonado de nuevo. Esto quiere decir que muy temprano he tenido que salir a cumplir con mi función porque todo amaneció congelado en esta región. 


Ahora que ya estoy de regreso busco la quietud y la calma entrando en mi habitación que es el lugar donde puedo hablar a solas con el Señor.


Esta mañana un versículo de Su Palabra me sostuvo desde temprano y eso es porque desde hace tiempo lo tengo memorizado.


Son las palabras escritas por David en uno de sus Salmos. Son versos que exhalan confianza. Es una oración personal que terminó en alabanza.


Esto es lo que hoy, desde temprano, el Espíritu del Señor me recordó:

“EN EL DÍA QUE TEMO,

YO EN TÍ CONFÍO”

Salmo 56:3

Son unas pocas palabras pero ¡Cómo me ayudan a recobrar la calma!


Lo que está diciendo David es:

 

“Las cosas se han complicado.

Los enemigos me han rodeado... el día que tanto temía ha llegado, pero permaneceré aferrado al que siempre me ha ayudado.

¡NO TEMERÉ! ¡NO TEMERÉ!

¿Qué me puede pasar?

¿Qué me pueden hacer?

¿Por qué he de tener?


Los sentimientos de angustia, ansiedad y dolor son una realidad que afecta a todo ser humano, incluidos aquellos que son fieles cristianos.


David es un hombre de fe, con un corazón que ama al Señor, pero esto no lo libra de aquellas situaciones que provocan temor. 


La diferencia está en su determinación de orar y confiar en el Señor cuando se levanta la tempestad.


Es la reacción de David la que debo imitar y no dejarme llevar, en ningún momento por la presión que ejercen los malos pensamientos.


EN EL DÍA DE TEMOR

YO DIGO QUE...


CONFIARÉ EN TI SEÑOR!!

CONFIARÉ EN TU AMOR!!

CONFIARE EN TUS PROMESAS QUE ME DAN VALOR!!


SI SEÑOR... CONFIARÉ EN TU CAPACIDAD PARA SOSTENER LA BARCA EN CUALQUIER TEMPESTAD.


Termino esta reflexión compartiendo el Salmo 56 


Salmo 56

(Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.)


Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; me oprime combatiéndome cada día.


Todo el día mis enemigos me pisotean; porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.


En el día que temo, yo en ti confío.


En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré. ¿Qué puede hacerme, el hombre?


Todos los días ellos pervierten mi causa; contra mí son todos sus pensamientos para mal.


Se reúnen, se esconden, miran atentamente mis pasos, como, quienes acechan a mi alma.


Pésalos, según su iniquidad, oh Dios, y derriba en tu furor a los pueblos.


Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro?


Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; esto sé, que Dios está por mí.


En Dios alabaré su palabra; en el Señor su palabra alabaré.


En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme, el hombre?

Sobre mí, oh Dios, están tus votos; te tributaré alabanzas.


Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.


(Salmos 56:1-13)


Solo puedo terminar diciendo Amén.


Dios nos ayude a seguir adelante sin temor.


Gerwuer 

Comentarios

  1. Sobre todo el versículo 8 en los días de mi divorcio lloraba ante Su Presencia y le decía esas palabras ..no están contadas todas mis lágrimas ponlas en tu redoma ...pero Él me levanto y me sustento a Él sea la Gloria

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