Día 204 - La Historia de Abraham (4ta. Parte) Alegría y sufrimiento, ayudan al crecimiento.

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Hoy es 23 de Julio se 2022


La Bitácora de Gerwuer 📝
"Les he hablado estas cosas para que en mí encuentren paz. En este mundo van a sufrir, pero confíen, yo he vencido al mundo"
Juan 16:33

¡Vamos Navegante! 
¡Levántate y sigue adelante!.
¡Mantén el gozo del Señor!.
¡No pierdas la paz del corazón!.

Buenos días marineros.
Bienvenidos los nuevos pasajeros.

Soy Gerwuer, y como siempre, les doy la bienvenida a bordo de este velero.

Te saludo de manera especial a ti que ahora estás leyendo estas líneas. Gracias por tu visita.

Aprovecho para recordarte que ya está disponible el último episodio en La Perla del Navegante. El Podcast creado para compartir tesoros de valor eterno. 

Si no sabes de qué te estoy hablando, o no has escuchado ningún episodio, te dejaré al final un enlace dónde puedes ingresar con facilidad.

Ayer estuve hablando de Abraham, aquel que se conoce como "El Padre de la Fe"

Hoy te invito a seguir leyendo un poco más sobre su vida. 

Génesis 12:8-10
"Después se trasladó a la región montañosa al oriente de Betel y puso allí su campamento, teniendo Betel al oeste y Hai al este. Allí edificó un altar al Señor e invocó el nombre del Señor.

Luego partió de allí y fue andando poco a poco hacia el Néguev.

Por aquel entonces hubo una gran escasez de alimentos en toda aquella región, y Abram descendió para vivir en Egipto, porque era muy grande el hambre en la tierra."

Cómo ya vimos días atrás, Dios se le presentó a Abraham y le habló con claridad en Ur de los Caldeos, diciéndole que dejara todo. Que le obedeciera y saliera dejando toda su parentela. Lo envió sin decirle el destino. Le aclaró que se lo mostraría por el camino. Abraham recibió esta promesa directa del mismo Dios:

Génesis 12:2-3
"Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a, los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra."

Para que esto se hiciera realidad Abraham debía creer y obedecer. Debía salir sin ver. 

Recuerda que:
La fe y el amor a Dios se demuestran en la acción, es decir por la obediencia a su palabra, de todo corazón.

Es importante destacar que Dios no le prometió que todo sería agradable, no le dijo que seguirle sería sencillo. 

Abraham se puso en marcha por fe, y dejando su tierra se transformó en un constructor de tiendas. Se volvió un peregrino. 

Luego de un largo recorrido, llegó a Canaán y se encontró que ya había gente que se le había adelantado y no eran muy buenos que digamos. 

¿Cómo se habrá sentido Abraham y todos los demás al llegar a este lugar?

No se menciona nada, pero, me pongo a pensar que Abraham se podría haber sentido desanimado al llegar a un sitio ocupado.

Tal vez se llegó a reprochar y a lamentar por aquel tiempo que se quedó con su padre en Harán, en lugar de continuar. 

Podría sentirse lleno de amargura, sentirse frustrado, podría haber dicho: Regresemos al lugar de donde salimos. Pero no hizo nada de esto.

Por el contrario, Abraham decide recorrer la tierra, avanzar y entonces, Dios le vuelve a hablar.

Dios conoce nuestro corazón, sabe cómo nos sentimos y se acerca para hablarnos cuando, por fe seguimos andando por sus caminos.

Un encuentro con Dios es lo que necesitamos, sobre todo cuando las cosas no salen como esperamos.

Ya vimos que en este lugar llamado Siquem, es donde Abraham levanta su primer Altar.

Pero hay un segundo Altar.
Esto me habla de su amor y devoción a Dios.

El relato de hoy nos deja ver que Abraham era un verdadero adorador, porque llegando a un lugar, al oeste de Betel, construye otro Altar, dejando un nuevo testimonio de su fe.

Esto me enseña que:
El hombre de fe, el peregrino que camina con Dios, debe ser un constructor de altares. Su vida debe rendir adoración y expresar gratitud constante a Dios, sin importar la situación que le toque vivir.

Pero adorar en el altar, andar por fe, agradecer a Dios y ser fiel no me garantiza una vida sin problemas.

La lectura de hoy termina relatando que vinieron otras pruebas. Comenzaron a sufrir necesidad. El hambre llegó a la tierra y afectó a todos por igual.

Nunca pensemos que la vida de fe nos librará de padecer. Como dice el versículo de hoy: en el mundo tendremos aflicción.  

Quiero terminar la Bitácora de hoy con una frase muy apropiada.

Estas son palabras dichas por una gran educador llamado Johann Heinrich Pestalozzi, quien nació en Suiza, más precisamente en Zürich, en 1746 y falleció en 1827.

Este hombre dijo:

"Dios une días formativos, de gran exaltación, con días de un sufrimiento desgarrador. Que nuestros días sean felices, o que sean días de luto, esa no es su intención. Lo que pretende es que sean jornadas de formación."
Johann Heinrich Pestalozzi.

Nosotros, al igual que Abraham, necesitamos entender que Dios tiene un propósito superior en mente y lo cumplirá en su momento, a su hora y a su tiempo; pero además, siempre usará tanto la dicha como el sufrimiento.

Que podamos edificar nuestro altar y adorar en todo momento.

Pidamos a Dios que nos ayude a mantenernos fieles en todo tiempo.

Aquí se despide Gerwuer ⛵️
Hasta la próxima... si Dios lo permite.

Escucha aquí el Podcast 👉 La Perla del Navegante.

Lectura Anual 📖
Isaías 26 al 27 

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