Día 168 - El sabio para, calla y ora.

Viernes ⛅️🌡10°
Hoy es 17 de Junio de 2022




La Bitácora de Gerwuer 📝
"El que cierra sus labios, es sabio y el que tiene un espíritu prudente, es inteligente"
Proverbios 17:27

Buenos días por delante para todos los que navegan con el Buen Señor, nuestro fiel Comandante.

La mirada siempre puesta en las cosas de arriba y el corazón buscando adquirir sabiduría.

Hoy es viernes, la semana va terminando, pero sigo aquí navegando y meditando.

¡Qué alegría me ha dado saber que otros marineros también han comenzado a madrugar buscando al Señor antes de ir a trabajar!

Los felicito y les agradezco a los que me han dejado un comentario sobre los pasos que están dando y como Dios les viene hablando.

En este nuevo amanecer, el Señor con su Palabra me recuerda lo que debo hacer, para no ser arrastrado por la furia del mar, que golpea el velero para hacerme naufragar.

Debo tener mucho cuidado con lo que estoy pensando, sobre todo si me estoy enojando, porque la boca puede estar cerrada pero los pensamientos se pueden estar acumulando y al final se pueden escapar y lastimar. 

El proverbio de Salomón me invita a una profunda reflexión. Me lleva a considerar mi manera de hablar.

Estos son consejos que los conozco desde hace tiempo pero admito que muchas veces no los aplicó.

La sabiduría me dice que cierre los labios antes de hacer cualquier comentario que pueda amargar el corazón del que me está escuchando.

No debo decir cosas que puedan herir. No debo hablar sin pensar.

Debo ser prudente y considerar el efecto de las palabras que estoy por lanzar.

Santiago en su carta dijo que:

Es mejor estar siempre listos para escuchar y ser lentos para hablar.

Sobre todo debo tomar el control sobre la ira y el furor para que no inunden el corazón. 

Lo peor que me puede pasar es soltar las palabras cuando estoy a punto de estallar.

Veamos cómo lo dice el Libro inspirado:

Santiago 1:19-20
"Así que, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no actúa según la justicia de Dios."

Es verdad que cuando uno está enojado habla más de lo necesario y hay palabras que causan heridas que dejan marcas que no se olvidan.

Creo que el problema con la ira comienza cuando hablamos con nosotros mismos más de la cuenta.

Tal vez aparentamos ser sabios, porque mantenemos bien cerrados los labios, pero por dentro no paramos y seguimos hablando y hablando, dando lugar al enojo que sigue avanzando.

Llega un momento en que todos esos pensamientos se acumulan de tal manera en nuestro interior que, de pronto, salen por la boca, en una tremenda explosión, haciendo daño a todos los que están a nuestro alrededor.

Considero que, una forma de parar el enojo, es doblar las rodillas para orar.

Busquemos al Señor, lloremos todo lo que sea necesario y dejemos que salgan del corazón esas palabras que hacen daño.

Estar en quietud y en silencio, con el Capitán hablando con toda tranquilidad y soltando esos pensamientos que tenemos por dentro, es lo que nos ayudará a navegar más tranquilos y contentos.

Para terminar dejo estas palabras dichas por el Señor.

Salmos 46:10
"Esten quietos, y conozcan que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; seré enaltecido en la tierra."

Recuerda está verdad:

"El sabio que para, calla y ora no será arrastrado por la furia de las olas."

En la quietud podemos escuchar a Dios hablar y podemos soltar eso que nos hace mal.

Apliquemos el consejo.
Cerremos los labios. Doblemos las rodillas y dejemos la carga en la presencia del Señor.

Hasta la próxima, si Dios quiere.
Te saluda el marinero Gerwuer ⛵️

Lectura Anual 📖
Salmos 72 al 76

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