Día 139 - El mayor peligro de un Navegante.

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Hoy es 19 de Mayo de 2022


La Bitácora de Gerwuer 📝
El día comienza tranquilo.
Seguimos nuestro recorrido.

He abierto mi ventana y escucho como las aves cantan. Todo me dice que será una hermosa mañana.

En mi aposento alto busco al que dirige la embarcación y en oración le pido que me ayude a continuar con la tarea encomendada, pero sin destruir mi familia amada.

Ayer mencioné que los navegantes del Señor debemos seguir adelante. No debemos parar. Debemos intentar una vez más.

Dije varias veces que debemos seguir tirando la red al mar, pero no quisiera que esto se entienda mal. 

No debemos trabajar y trabajar sin descansar, descuidando la familia y el hogar. 

Si, ya sabemos que no debemos renunciar, parar o abandonar la tarea de llevar el mensaje de salvación a los que están perdidos pero, entendamos que, al mismo tiempo, debemos cuidar de nuestros seres queridos.

Para que la tarea se pueda realizar bien, debemos tener tiempos de quietud y tranquilidad en la presencia del Capitán. 

Debemos cuidar y reparar las redes. Estar muy atentos a que todo esté bien por dentro, para luego así poder seguir sirviendo por fuera, pues, si no lo hacemos, perderemos lo que más queremos.

Sé que hay marineros consagrados al Señor, esos que muchas veces trabajan más de la cuenta. Se queman tanto las manos, que al final, ya no pueden continuar sirviendo a los hermanos.

El trabajo, sin descanso, nos afectará tarde o temprano, y nos quitará lo principal. 

Al final, por la fuerza, tendremos que parar, sin podernos negar, porque estaremos muy mal.

Es verdad que en la Barca del Capitán siempre hay trabajo por hacer. Es verdad, también, que las demandas de los demás, nos pueden enloquecer y llega un punto en que ya no sabemos qué hacer. 

Si no tenemos cuidado, podemos terminar arruinados; podemos terminar quemados. 

No se trata de hacer todo con nuestras propias manos, sino más bien de llevar la carga entre varios hermanos.

Algunos salen a tirar la red al mar, pero todo lo que quieren pescar es para satisfacer su propia necesidad. Piensan en sus deseos y se olvidan de lo primero. 

Están aquellos que se esfuerzan por conseguir sus objetivos y se olvidan de hacer lo que el Capitán les ha pedido.

Hay navegantes que comenzaron bien, con humildad y devoción sirviendo al Señor, pero a medida que fueron creciendo y fueron aprendiendo, se llenaron de orgullo, se ocuparon de lo suyo.

Pienso en esos marineros que, cuando escuchan hablar de salir a pescar o de seguir tirando la red al mar, piensan que deben seguir persiguiendo sus propios sueños o sus deseos, piensan que deben seguir luchando por alcanzar sus objetivos pero no se han dado cuenta que están muy lejos de lo que Dios les ha pedido.

El otro gran peligro en la Barca es que los marineros sueñen con tener su propio velero. 

Estos son los que toman una camisa y un pantalón vaquero y salen a navegar por donde mejor sopla el viento. Van todo el tiempo cantando:
"Libertad, Libertad..." 

En verdad no se dan cuenta que se han vuelto esclavos de la maldad. 

Se van a navegar por el mundo entero, mientras siguen soñando con cumplir sus mayores anhelos.

Puedo afirmar que, por gracia, se puede regresar y el perdón del Capitan se puede alcanzar, pero las cicatrices de las heridas los acompañarán de por vida para hacerles recordar que no es bueno dejar el Gran Velero por hacer realidad sus sueños.

Lo peor de todo es cuando mi orgullo se apodera del Timón.

El día que yo me crea que soy el que mejor navega y piense que soy un campeón, romperé tanto la vela, como el timón. Destruiré mi propia embarcación.

Nunca debo olvidar que el orgullo en altamar siempre termina por hundir cualquier barco en el que se pueda navegar.

Esto decía Salomón:
Proverbios 6:16-19
"Seis cosas aborrece el Señor y aun siete desprecia su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos malvados, los pies presurosos para correr hacia el pecado, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos"

Que nos quede bien claro que él primero en la lista es el orgullo malvado.

Darle lugar al orgullo es el principio de otros miles de pecados.

Algo más debemos saber y es que: el Capitán de este Gran Velero no recibe marineros mentirosos, vanidosos ni orgullosos.

Los orgullosos y mentirosos permanecen fuera porque siempre quieren tener el control del Timón y no hacen la voluntad del Señor.

Entre todos estos, también están aquellos marineros esforzados, apasionados, que tienen el cartel colgado diciendo que aman el Libro Sagrado y sirven al Capitán, pero no se dan cuenta que en realidad, sólo luchan por cumplir con sus ideales y su tradición.

Estos siguen sus propias creencias sin reconocer que son tan orgullosos como los fariseos y han puesto pesadas cargas para llegar al camino verdadero.

Estos trabajan con pasión pero se han olvidado de cumplir con la gran comisión. Solo hablan de la Ley, hablan del Juicio y la condenación, señalan todo el tiempo al pecador y lo mantienen fuera de la embarcación. 

Muchos nos hemos olvidado de mostrar gracia, mostrar amor. Nos hemos negado a dejar la piedra a un lado para levantar al que ha pecado y está humillado.

En verdad este tema da para hablar mucho más, pero todo lo que hoy he compartido, de alguna forma creo que nos ayudará a entender el próximo capítulos en Libro del Capitán.

Es que, hasta aquí, hemos venido leyendo la historia de Noé y se podría decir que, con fracasos y todo, el fue un navegante fiel, porque siempre hizo lo que debía hacer. 

Construyó el Arca, fue instrumento de salvación, construyó un altar, enseñó a sus hijos que Dios es el que merece toda gloria y todo honor. 

Pero ahora que llegamos al capítulo 10 de Génesis veremos que las generaciones siguiente no fueron obedientes.

Estas personas, como suele pasar con los navegantes, poco a poco dejaron de obedecer al Comandante.

Así comienza está parte:
Génesis 10:1
"Estas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio."

Por hoy termino aquí la Bitácora.
Solo quisiera animarte a considerar todo lo que he mencionado.

No sé con qué tipo de Navegante puedes identificarte.

Debes saber que de la Barca de Noé salieron: Sem, Cam y Jafet con sus respectivas esposas, pero no todos hicieron buenas cosas.

La orden de Dios para ellos fue muy clara, podríamos decirlo de esta manera: "Naveguen por todas partes y llenen la tierra con gente que solo en mi crea."

Estos tres hijos comenzaban una nueva vida y tenían la gran oportunidad de hacer las cosas siguiendo el ejemplo de su padre.

Sem, Cam y Jafet podían ser como Noé, elegir caminar con Dios o seguir los deseos de su corazón.

Pienso que lo mismo sucede con nosotros en la actualidad. 

Tenemos una sola vida para vivir y debemos decidir con quién navegar. Podemos seguir nuestra voluntad o navegar con el Capitán.

Podemos dirigir el Timón de nuestro propio Velero sin tener un destino certero o podemos subir al Barco del Capitán y dejar que sea Él quien nos lleve de camino al Cielo.

¿Que decisión tomarás?
¿Dejaras de remar siguiendo tu voluntad? 
¿Le entregaras todo el mando al Capitán?
Espero que así sea.

Te saluda Gerwuer ⛵
Hasta un próximo encuentro, deseando que siempre sigas los pasos del buen Maestro.

Lectura Anual 📖
Nehemias 11 al 13

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