Día 54 - Aprecia lo que tienes, pero no olvides lo que te falta.
Miércoles⛅🌡️4°
Hoy es 23 de Febrero de 2022
Bitácora 📝⛵
Son las seis de la mañana y el día recién comienza.
Durante algunas semanas hemos navegado sin ver el sol, sin ver el cielo azul, sin poder abrir las ventanas.
Dicen que, el ser humano, solo es capaz de apreciar o valorar las cosas, cuando ya no están o cuando se pierden.
Creo que también podemos apreciar y valorar aquellas cosas que se encuentran, que se reciben, o que se tienen. Solo tenemos que reconocerlas y agradecer por ellas.
Esta mañana aprecio, valoro y agradezco por el nuevo día, por la vida, por navegar junto a mi amada compañera, y por tener este encuentro con el Capitán.
Aprecio y doy gracias al Señor, porque la lluvia y el viento calmó. Hoy el pronóstico me anuncia que se podrá ver nuevamente el sol.
Abro mi ventana y entra una suave brisa que me refresca y me renueva. Tomo aliento y mientras voy buscando mi asiento, escucho el trinar de las aves. Ellas con su cantar me anuncian que la primavera está por llegar.
Todavía no amaneció y puedo ver qué la mitad de la luna brilla. Esto me recuerda lo que dije hace unos días. Aunque ella está partida, puede seguir brillando siempre y cuando se mantenga mirando al Sol. Si nada se interpone entre ellos dos, la veremos reflejando su resplandor.
Lo mismo sucede en mi relación con Dios. Solo puedo mostrar su luz, cuando ningún pecado interrumpe la comunión entre nosotros dos.
Ahora vuelvo a leer el Libro del Capitán porque le quiero escuchar.
Génesis 5:1-5
"Este es el libro donde se registran las generaciones de Adán.
Cuando Dios creó al hombre, lo hizo a su propia imagen. Dios creó tanto al varón como a la mujer y el día en que fueron creados les llamó "seres humanos".
Tenía Adán ciento treinta años cuando engendró un hijo conforme a su semejanza, al cual le puso por nombre Set.
Y fueron los días de Adán, después de haber engendrado a Set, ochocientos años más, y tuvo otros hijos y otras hijas.
En total, Adán vivió novecientos treinta años, y entonces, a esa edad, murió."
Tarde o temprano nuestra vida se termina. Es inevitable. Pero no fue eso lo que Dios quería cuando al primer hombre le concedió la vida.
La lectura de hoy me recuerda que Dios ya le había advertido a Adán cuales serían los resultados de la desobediencia. Por comer de lo prohibido, Adán y toda su descendencia, perderían la vida como consecuencia.
Al principio dije que los seres humanos apreciamos las cosas cuando las perdemos por eso ahora dejo este pensamiento:
"Valora lo que tienes, agradece por lo que disfrutas, pero no dejes de buscar lo que te falta. No te conformes solo con lo terrenal. Busca lo celestial"
Es verdad que no sabemos valorar aquello que tenemos, hasta que llega ese triste momento en que lo perdemos, pero también es verdad que tampoco sabemos lo que nos hemos estado perdiendo, hasta que llega ese precioso momento cuando se produce el nuevo nacimiento o ese primer
"Gran encuentro".
Es como cuando por primera vez colocamos el anillo en el dedo de la persona que amamos y besamos sus labios con la promesa de estar juntos hasta el final, aunque vengan muchas tormentas.
Realmente hasta ese momento no sabemos lo que nos estábamos perdiendo.
También es como cuando por primera vez estrechamos en nuestros brazos a ese pequeño ser que durante nueve meses estuvimos esperando.
Hemos dejado pasar el tiempo sin buscarlo y cuando viene nos damos cuenta que nos estábamos perdiendo algo maravilloso.
Los que navegamos con el Capitán creemos que un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, forman un solo cuerpo, y esto es la pura verdad, pero el amor se hace visible, y es una realidad para la sociedad, cuando traemos al mundo un hijo y lo educamos en los caminos del Señor con ese mismo amor que nos unió.
Muchos en estos tiempos no quieren la responsabilidad de traer un hijo al mundo. Eso es triste.
Tal vez sea porque les interesa más alcanzar el éxito material o llegar a obtener un título honorable.
Lo veo como algo muy lamentable, pues dejan pasar el tiempo sin saber lo que se siente y lo que en verdad se pierden.
Pero sobre todo esto, lo que más me entristece, es ver qué muchos navegan a su antojo, por donde los lleva el viento. Van siguiendo sus instintos. Se creen muy seguros y satisfechos viviendo sin Dios y sin recibir su amor. No les interesa, no lo buscan, creen que están bien así.
En realidad no saben lo que se están perdiendo y lo que es peor no tienen idea de lo que encontrarán cuando el recorrido por este lado del mar llegue al final.
Como le pasó a Adán. Todos llegaremos al final de nuestro recorrido, un día nos marcharemos y nada nos llevaremos.
Aprovecha este día para buscar a Dios y comenzar una nueva vida.
No te pierdas la oportunidad de disfrutar lo que Dios ha preparado del otro lado para los que le creen y le siguen de verdad.
Hasta la próxima
Gerwuer
Lectura Anual: 📖
Deuteronomio 1 al 2
Que gran verdad si tenemos a Dios lo tenemos todo
ResponderEliminarGracias navegante