Día 48 - El Capitán me consuela.

Jueves🌧️🌡️9°
Hoy es 17 de Febrero de 2022

Bitácora 📝
Día Jueves, la semana va llegando a su fin y pronto viene el día de reposo, pero hoy debemos seguir... aunque me falte el gozo.

Anoche no pude dormir pensando en la triste historia de Caín.
Mi mente estuvo repleta de pensamientos que daban vueltas y más vueltas como bolilla en una ruleta. 

Me desperté con el corazón intranquilo, como si yo mismo fuera el que ha quedado lejos del Señor.

El viento ahora mismo sopla feroz pero no escucho su aullido sino más bien sus resoplidos. Son como golpes de alguien enfurecido. 

Se anuncian lluvias por la mañana y mal tiempo el resto de la semana.

Esto no beneficia mi estado de ánimo. El cielo negro y oscuro como si estuviera cerrado y no me permitiera llegar junto al Capitán.

Se que solo son pensamientos que vienen y me atormentan por eso ahora mismo los desecho y tomo las riendas. 

Recuerdo que el Capitán ya me ha dicho que debo controlar estas cosas que andan por mi mente y debo llevar todo pensamiento como un cautivo y dejarlo a los pies de Cristo. 

No quiero que mi mente sea un juguete del enemigo. No debo permitir que los fracasos, los pecados y los recuerdos del pasado me destruyan el presente, y afecten el porvenir.

Ahora me postro de rodillas y golpeo a la puerta del Comandante. Se que él no está distante. Me recibe como siempre, me abraza y dulcemente me pide que le cuente todo lo que pasa por mi mente.

En su presencia abro el corazón y le digo: 

"Oh mi Señor, aquí estoy con mis angustias de siempre. 
La historia de Caín me ha llevado a recordar muchos de mis pecados, mis fracasos, mis errores cometidos y me siento dolorido.

Es que, si miro a mi vida en restrospectiva, se que no te he obedecido en todo lo que me has pedido.

Muchas veces quise ganarme tu aprobación haciendo buenas obras y tratando, con mi propio esfuerzo, de ponerte contento. 

Señor tu sabes que no he logrado ser ese buen Navegante Cristiano que tanto he intentado. Aunque lo he deseado, muchas veces he arruinado las cosas. Me he dejado llevar por el enojo; he permitido que la raíz de amargura se desarrolle en mi interior, dando frutos que han herido a otros a mi alrededor.

Por mi culpa y por retener esa amargura otros no han llegado a la Barca de la Salvación.

¡Oh mi Capitán, tú me has mostrado tanto amor y tanto cuidado desde aquel día en que te entregué toda mi vida, confesando mis pecados!

Se que tú me has perdonado, porque así lo has declarado y además, me has permitido que navegue aquí a tu lado, pero vienen a mi alma muchas tristezas cada vez que veo todas mis flaquezas. 

Es triste decirlo y hasta me da vergüenza admitirlo pero, Señor, tu sabes que muchas veces he obrado como Caín. No soy todavía lo que pienso que debería ser y eso me duele porque, aunque me esfuerzo, muchas veces sigo siendo de tropiezo.

He mentido ocultando mis intenciones, mis sentimientos y mis profundos pensamientos. No he sido honesto con otros navegantes y hasta me he ensañado con algún que otro hermano. Si bien no lo he asesinado con una piedra en mis manos, debo reconocer que lo he dejado abandonado; lo he golpeado con mi indiferencia, he sido egoísta y he mostrado un rostro airado. He reaccionado según mis emociones y no he permitido que tú Espíritu me controle.

Ahora estoy aquí, con lágrimas en mis ojos. Hasta me cuesta seguir porque mis sentimientos y pensamientos me dicen: 
"No mereces estar en la embarcación del Capitán, deberías estar desechado como Caín."

Mientras sigo derramando mi corazón, con la cabeza hacia el suelo, puedo sentir los pasos del Capitán. Su mano se posa sobre mi cabeza. Luego me toca la mejilla, secando mis lágrimas. Me extiende la mano, me levanta, y dulcemente me habla...

-"Hijo mío, recuerda que no he acabado contigo. Yo soy el que la buena obra empezó y seré fiel en completarla."

Hubo un momento de silencio. Mis lágrimas volvieron a brotar pero eran por escuchar su suave voz.

Entonces me llevó a mirar su libro en la carta a los Filipenses 1:6 donde dice:
"Confiando en esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo"

Luego me llevó a ver Nahum 1:7 donde dice:

"El Señor es bueno, es fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían"

Como si todo esto fuera poco, el Capitán me llevó a recordar lo que hace tiempo escribió Miqueas. 

Miqueas 7:18-19
"¿Qué Dios hay como tú, que perdona toda la maldad y que pasa por alto los pecados de los que han quedado de su heredad? 
Porque tú no retienes para siempre el enojo con los hijos de tu pueblo, sino que te deleitas en mostrarles amor y misericordia.

Por eso sé que Dios volverá a tener misericordia de nosotros; sepultura todas nuestras maldades y arrojará en lo profundo del mar todos nuestros pecados"

Al terminar de leer estos pasajes el Capitán me habló al corazón diciendo:

-"Querido navegante haces bien en venir a mi presencia y derramar todo lo que pesa en tu conciencia. Nunca debes tener pecados guardados porque se convierten en un lastre, son algo pesado que te impiden tener libertad para avanzar tranquilo."

Luego señalando el Libro me guío a lo que escribió Juan en su primera carta diciendo:

1 Juan 2:1-2
"Hijitos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante Dios: Jesucristo, el Justo.

Él sacrificó su vida para quitar nuestros pecados y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo."

Oh querido Capitán hoy me has renovado la mente y el corazón con estas Palabras preciosas. 

Mi alma ha encontrado nuevas fuerzas y consuelo durante este tiempo. Ahora si puedo comenzar mejor el día, aunque el viento y la lluvia siguen presentes con más fuerza todavía, se que no me quitarán el gozo, la paz y la alegría.

Dejo mis saludos para el resto de la tripulación. Ellos deben saber que pueden venir a tu encuentro así como hoy he venido yo. 

Espero con gusto que nos veamos mañana.

Hasta la próxima
Gerwuer.


Lectura Anual: 📖
Números 19 al 21
 

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