Día 210 - El día menos pensado, la prueba llega a tu lado.

Viernes 🌤️🌡️13°
Hoy es 29 de Julio de 2022



La Bitácora de Gerwuer 📝
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en momentos de tristeza"
Salmo 46:1


Saludos para ti querido amigo, querido Navegante que me acompañas de manera constante.

Saludos también a los nuevos visitantes.

Estamos en el día número 210 de este recorrido que comenzamos hace casi ocho meses.

Esta es la semana número 30 y las cosas que han sucedido las quiero tener en cuenta.

Por lo general, si vienes leyendo la Bitácora día tras día, ya sabes que aquí suelo compartír, algunas cosa que vivo, cosas que aprendo, mientras recorro este mar en el velero del Capitán.

La Bitácora de hoy, en esta embarcación, no ha sido fácil de redactar porque nos hemos encontrado con un evento fuera de lo normal. Si quieres saber más debes leer hasta el final.

Para comenzar quiero decir que comencé a escribir como lo hago cada mañana. Subí a mi aposento alto donde me encuentro con el Capitán del Barco.

Pasé un tiempo hablando con el Señor y considerando su Palabra.

Deseaba poder compartir lo que nos ha tocado vivir, pero al final el tiempo no fue suficiente y tuve que dejar esto pendiente.

Ahora que el día ya casi termina y puedo encontrar la calma, he decidido terminar de escribir esta Bitácora.

Ayer mencioné que:

"Muchas veces nuestra confianza en Dios será probada por las diferentes circunstancias."

Dije también que:

"En la vida de todo creyente, las pruebas vienen constantemente."

Lo que me faltó decir es que:

"Todo navegante debe permanecer aferrado a las promesas del Comandante, y debe ser diligente en cuidar su mente, porque las pruebas y las aflicciones, vienen de repente"

Seguro sabes a lo que me refiero:

Tal vez todo está en calma debajo de tu cielo, pero de pronto se levanta un tifón que amenaza con hundir tu embarcación.

Pues justamente eso fue lo que nos pasó ayer. Estaba todo muy tranquilo en la tripulación, hasta diría que el día de presentaba mejor de lo normal; pero al cabo de unas pocas horas todos quedamos sorprendidos porque uno de los tripulantes se veía medio perdido.

Me refiero a mi amada esposa, mi compañera, la que a mí lado navega. Luego de la mitad del recorrido, su memoria quedó por completo en el olvido. No se podía acordar nada de lo sucedido. 

De pronto y sin avisar, le sobrevino una amnesia temporal.

Debo decir que en esos momentos la preocupación nos quiso quitar la paz del corazón.

Me doy cuenta que es necesario estar bien preparado, porque la prueba nos llega el día menos pensado.

Si bien sabemos que Dios tiene todo bajo control, es en la hora de la prueba donde se demuestra si lo que decimos que sabemos es lo que realmente creemos.

En la Bitácora de ayer estuve hablando de Abraham y Sara, una pareja que fue llamada para llegar a una región dónde serían de bendición. Solo que, para que eso fuera realidad, debían permanecer confiados en el mandato de aquel los había enviado.

Ellos fueron probados y fueron sacudidos por algo que no tenían pensado. Pasaron por una gran necesidad pero en lugar de confiar y esperar, se marcharon del lugar.

Lo que nos ha tocado vivir me recuerda una vez más que uno puede programar muchas cosas, pero Dios es el que tiene la última palabra.

Nosotros podemos hacer planes, podemos trazar objetivos, pero la vida puede traernos problemas de todo tipo, por eso lo digo y lo repito: Debemos estar siempre bien aferrados a las promesas que Dios nos ha dejado pues de lo contrario podemos terminar destrozados.

Hoy tenía pensado compartir más sobre la vida de Abraham. Tenía pensado compartir esta Bitácora bien temprano, pero al final lo que pensaba no se pudo lograr.

Si sigo en pie no es por mi propia capacidad o mi habilidad. Si tengo aliento, si tengo paz aún en la adversidad, es por la gracia de Dios y nada más.

Su Palabra me sostiene y me ayuda a continuar.

El versículo de hoy es una realidad que podemos comprobar: Dios es nuestro amparo, Dios es nuestra fortaleza, Dios es nuestro refugio en la tormenta.

El Salmo 46 es un verdadero consuelo para todos aquellos que sufren mientras navegan rumbo al cielo.

El salmista nos recuerda que no hay nada que temer, porque Dios ha prometido que nos va a sostener.

Termino con estos primeros versos del Salmo 46

Salmo 46:1-3
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en momentos de tristeza.
Por lo tanto, no vamos a temer, aunque la tierra se nos mueva, y aunque los montes se trasladen al corazón del mar; aunque las aguas se turben y no dejen de bramar, y los montes no paren de temblar."

Pase lo que pase, estemos quietos y confiados sabiendo que Dios siempre está a nuestro lado y nunca nos dejará desamparados.

Aquí se despide Gerwuer ⛵️
Hasta la próxima... si Dios quiere.

Lectura Anual 📖
Isaías 42 al 43

La Bitácora 📝 La Bitácora

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