Firme, a pesar de todo.
«Cualquiera, pues, que oye estas palabras mías y las hace, le compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.» Mateo 7:24-25 Jesús no prometió una vida sin tormentas. Prometió firmeza en medio de ellas. En este mar de la vida por el que todos navegamos, vendrán tempestades que nos azotarán sin piedad. Algunos días el cielo se cerrará y apenas veremos el horizonte. Nadie escapa a eso: la angustia, la pérdida, el dolor. Sabiendo que las tormentas son inevitables, lo más sabio no es temerles, sino asegurarnos de tener un buen fundamento. Me conmueve lo que escribió Arthur Jackson sobre este mismo tema: «La vida no es “a prueba de tormentas”, pero construirla sobre Jesús y sus enseñanzas cambia las cosas. Los que se niegan a aceptar a Cristo son más vulnerables ante las tormentas. Pero los que escuchan sus palabras estarán firmes: “Descendi...