¿De qué sirve ganar el mundo entero y perder el alma?

“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?”

(Marcos 8:36)


Hoy escribí esta cita de Jesús en mi cuaderno y me detuve a pensar.

¿De qué sirve afanarse por alcanzar todo lo material, por vivir en abundancia y éxito terrenal, si al final se pierde lo principal?

¿Qué provecho hay en ganar tanto dinero, tanta fama, tanto poder, si al final del camino el alma se encuentra vacía y perdida?

Los seres humanos vivimos corriendo detrás de cosas que se acaban: logros, posesiones, reconocimiento. Parecen urgentes, pero no llenan el vacío más profundo. Jesús, con una sola pregunta, desenmascaró nuestra carrera sin sentido:

“¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”

El alma se pierde cuando se olvida de su Creador, de Aquel que sopló en ella aliento de vida.

Se pierde cuando el deseo de tener reemplaza el deseo de ser, cuando el miedo a soltar lo pasajero pesa más que la confianza en el Dios eterno.

Pero el alma también puede salvarse.

Se salva cuando, en lugar de aferrarse, decide rendirse.

Cuando deja de retener y se abre a creer.

Cuando reconoce que Jesús no es solo una idea o una religión, sino el Hijo de Dios, quien vino al mundo para dar su vida en rescate por muchos.

La Biblia dice:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." 

(Juan 3:16)


Nada de lo que acumulamos aquí nos sigue al otro lado. Todo lo visible se desvanece, pero el alma permanece.

Y un alma que parte de este mundo sin haber creído en Jesús, sin haber recibido su perdón y su salvación, termina lejos de Dios, en una condenación eterna.

Por eso, hoy es tiempo de detenerse.

De mirar dentro y reconocer que Jesús vino a salvarnos, a darnos vida nueva, y a reconciliarnos con el Padre.

Nada de lo que el mundo ofrezca se compara con lo que Dios ha preparado para quienes deciden seguir a Cristo con un corazón rendido, libre del afán, y lleno de fe.

En esta vida puedes poseerlo todo y no tener nada…

O puedes parecer no tener nada, y sin embargo, tenerlo todo, si tienes a Jesús.

Porque quien tiene a Cristo, tiene vida.

Y quien no tiene a Cristo, aunque lo tenga todo, no tiene nada.

Gracias por acompañarme en este viaje por el mar de la vida.

Deseo que la voz de Dios te guíe cada día y que su amor te encuentre, te transforme y te sostenga.

Te abrazo con el alma.

Gerwuer ⛵️


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