A menos que …

Mañana seguiré andando por la misma senda en la que he venido andando, a menos que decida hoy cambiar de rumbo.

Mañana seguiré siendo el mismo que hasta ahora he sido, a menos que deje que Dios transforme mi corazón.

Mañana estaré en el mismo trabajo, con las mismas rutinas, a menos que elija vivir con un propósito eterno.

Y sí, mañana podría terminar perdido para siempre, a menos que hoy crea en Jesús, el único camino al cielo.

El “a menos que” es una puerta abierta.

Es el instante donde la historia puede cambiar, el momento en que la fe puede despertar.

Así le pasó a Andrés, el hermano de Pedro. Él era discípulo de Juan el Bautista, hasta que un día escuchó a Juan decir:

“Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” 

(Juan 1:29)

Andrés entendió que debía dejar todo atrás y seguir a Jesús. Esa decisión cambió no solo su vida, sino también la de muchos otros que conocieron al Salvador gracias a su testimonio.

La diferencia entre seguir igual o comenzar de nuevo está en una sola cosa: decidir hoy.

Jesús sigue llamando. No obliga, invita. No acusa, salva.

Cada corazón tiene un “a menos que” esperándolo: ese punto en el que uno se rinde y deja que Cristo entre.

Mañana seguirás en el mismo lugar, a menos que hoy tomes una decisión.

Cree en Jesús. Síguelo. Deja que Él cambie tu mañana para siempre.

Me despido hasta la próxima, si Dios así lo permite.

Gerwuer.

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