QUÉ BUSCAS- ¿Ganar Ganar o Perder Perder
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El Hombre dormido en la tormenta |
“¡Qué haces aquí dormilón! ¡Levántate y clama a tu Dios! Quizá se fije en nosotros y nos salve de esta situación.”
(Jonás 1:6)
Nuevo día, nueva jornada.
El último día del mes, pero el primero de la semana.
Anoche también me costó dormir.
Me desperté mucho antes de que llegara el resplandor de la madrugada.
Eran tal vez las 2:00 de la mañana, y no podía dejar de dar vueltas en la cama.
Un pensamiento, una reflexión, una pequeña frase comenzó a surgir en mi interior, como si Dios mismo me hablara para llamarme la atención:
¡AVANZA! Sí,
pero hazlo despacio.
Piensa en los demás.
Baja tu ritmo.
Deja de lado
tu orgullo y tu egoísmo.
Recuerda que:
Ayudando a los demás,
te ayudas a ti mismo.
Esto último quedó dando vueltas en mi mente:
“Ayudando a los demás te ayudas a ti mismo, así que deja de lado tu egoísmo.”
Luego recordé algunas cosas más y supe que debía escribirlas antes de olvidarlas.
Vino a mi mente una poesía que memoricé cuando era niño.
Estas palabras las vi colgadas en la pared de un consultorio, mientras esperaba ser atendido. Durante esos minutos las leí, las grabé y nunca más las olvidé. Son unos versos escritos por Rabindranath Tagore:
"Yo dormía y soñaba
que la vida era alegría.
Desperté y vi
que la vida era servicio.
Serví y vi
que el servicio era alegría."
Rabindranath Tagore
(1861-1941)
Pensando en esto, recuerdo la exhortación de Pablo cuando dijo:
"¡Despiértate, tú que duermes! Levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará".
(Efesios 5:14).
No puedo evitar pensar:
¡QUÉ DORMIDOS ESTAMOS LOS SERES HUMANOS! … (incluidos muchos cristianos).
Dios viene y nos habla una y otra vez por medio de su Palabra, nos quiere despertar, pero estamos tan dormidos que no lo podemos escuchar.
Es verdad lo que digo. Dios muchas veces viene y nos habla casi al oído, pero nosotros seguimos roncando tranquilos.
Creo que muchos necesitamos un buen sacudón, y en alguna que otra ocasión, el Señor permite que vengan tiempos de prueba y aflicción para llamar nuestra atención.
¡Cuántas veces durante la noche, el Señor llega y nos recuerda sus promesas, sus mandatos, sus planes y deseos, pero nosotros seguimos tan dormidos que no le escuchamos ni le entendemos!
Estamos tan profundamente dormidos y, al mismo tiempo, tan entretenidos con los sueños que nos hemos fabricado, que al final no logramos despertar.
Solo pensamos en nosotros mismos.
YO ME PREGUNTO...
y te pregunto,
con toda honestidad lo mismo que un día le preguntaron a Jonás:
¡QUÉ TIENES, DORMILÓN!
¿CUÁNDO DESPERTARÁS?
Sí, ¿cuándo despertarás y entenderás que la verdadera vida consiste en amar a Dios, creer en Jesús y servir a los demás, cargando tu cruz?
Por favor, presta atención a lo que te comparto a continuación. Esto lo escribí durante la noche oscura, pero ahora puedo ver que en mi alma ya amanecía el sol del nuevo día:
Jacob, en su juventud, estaba dormido, soñando con lo que quería lograr.
Solo pensaba en ganar el primer lugar.
No le importó mentir; no le importó robar a otro su lugar.
Con tal de GANAR, GANAR,
fue destruyendo su vida y su hogar. (Génesis 27:18-36)
Tan solo después de muchos años de tanto vagar, tuvo un verdadero encuentro con Dios, y todo comenzó a cambiar.
A partir de aquel momento, Jacob comenzó a pensar en los demás. Pero, si miras bien, lo verás renguear. Dios en el costado lo tuvo que tocar.
Ahora ya no piensa con orgullo y egoísmo; ahora más bien piensa en las ovejas y los niños.
Su deseo es que todos lleguen a la tierra prometida, y por ello está dispuesto a perder los beneficios de esta vida. (Ver Génesis 32:24-31)
Aprendamos a tiempo esta gran lección y seremos para otros una bendición, no sea que terminemos rengueando como Jacob.
Pero por favor sigue leyendo. Piensa un poco más:
¿Qué buscaba Eva?
Eva buscaba su bienestar, su placer, su felicidad. En otras palabras: GANAR, GANAR. Y terminó por perder el mejor lugar. Lo peor de todo fue que el pecado dejó entrar y afectó a toda la humanidad. (Génesis 3:1-6)
¿Qué buscaba Caín?
Lo mismo que su madre: GANAR, GANAR. Y con tal de lograr su objetivo tan deseado, no dudó en matar a su propio hermano. (Génesis 4:3-8)
Pero ahora veamos el lado contrario:
¿Qué buscaba Abel?
Abel buscaba adorar y servir a Dios con su trabajo y su vida. No le importó sacrificar lo mejor que tenía. (Génesis 4:4)
¿Qué buscó Enoc?
Enoc buscó caminar con Dios. Crear lazos de amistad.
No buscó lo que buscaba la gente de su tiempo. No pensó como todos pensaban. Tanto deseaba crecer en una íntima relación con Dios, que de pronto un día desapareció. Nadie más lo vio, porque Dios se lo llevó. (Génesis 5:24)
¿Y qué pasó con el rico y Lázaro?
El rico solo pensó en GANAR, GANAR en esta vida. Vestía de púrpura, banqueteaba cada día, sin preocuparse por aquel pobre cubierto de llagas que a su puerta yacía.
Lázaro, en cambio, PERDIÓ, PERDIÓ ante los ojos del mundo, pero como sabemos, ganó a los ojos de Dios. (Lucas 16:19-31)
Dime, ¿en qué grupo estás?
No olvides lo que dijo Jesús:
"Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón."
(Mateo 6:21)
Sigue por fe siempre adelante, mi querido navegante, pero recuerda la lección de hoy:
Ve despacio, sirve a otros por amor y escucha siempre la voz de tu Señor.
Soy Gerwuer, el marinero.
Por hoy, así me despido.
Hasta la próxima, mi querido navegante… si el Señor no viene antes.
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