El diagnóstico de Ana
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Diagnóstico Médico |
EL DIAGNÓSTICO DE ANA
El médico la examinó detenidamente y luego, con un tono serio, le dijo:
—Lamento informarte que tienes un tumor en la cabeza. Debes operarte, porque es muy grande.
Sé por experiencia que recibir un diagnóstico así es triste, doloroso y hasta espantoso. Pero es bueno y necesario que alguien con conocimiento venga y nos diga la verdad.
¡Cuántos hoy están enfermos por dentro, pero siguen viviendo como si nada pasara! Comer, beber, fumar, disfrutar placeres pasajeros… eso es todo lo que saben hacer.
El pecado es como un tumor interno. Afecta la mente y el corazón. Nuestra sangre está contaminada, nuestra respiración falla, pero seguimos de fiesta, sin darnos cuenta de que estamos al borde de la muerte.
El Médico me ha enviado a entregarte tu diagnóstico. Es muy reservado:
"Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en ti cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga, las cuales no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite."
(Isaías 1:6)
Estás realmente mal.
Necesitas una transfusión de sangre.
Necesitas una cirugía para extirpar el tumor.
Necesitas que revisemos tus pulmones para que respires mejor.
Pero, sobre todo, necesitas un nuevo corazón.
"Te daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ti; quitaré de tu carne el corazón de piedra y te daré un corazón de carne."
(Ezequiel 36:26)
Para estar verdaderamente a salvo, necesitas nacer de nuevo por la obra del Espíritu Santo.
"En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios."
(Juan 3:3)
Pero hay algo más que necesito decirte. Permíteme ilustrarlo de esta manera:
Estamos navegando por el mar de la vida. Algunos viajan en un barco firme, seguro, con un Capitán que conoce el rumbo. Los que han creído en Él y han subido a su embarcación están seguros de llegar al Buen Puerto que Él les ha prometido. Saben a dónde van y confían en que el Buen Capitán los sostendrá cuando venga la más dura tempestad.
Otros, en cambio, están en un barco a la deriva. Sin control en el timón, sin cartas de navegación, sin rumbo fijo… y lo peor: ese barco va directo al naufragio. Todos se perderán por la eternidad porque rechazaron la ayuda del Buen Capitán.
La tripulación sigue de fiesta. Comen, beben, ríen y viven como si el barco nunca fuera a hundirse.
Pero el agua ya está entrando.
Y cuando llegue la tormenta final, solo aquellos que hayan sido rescatados por el Buen Capitán tendrán salvación.
Por eso no puedo callar. Te estoy advirtiendo. Necesitas ser rescatado. Necesitas ser operado. El tumor del pecado debe ser eliminado.
Tú mismo no puedes salvarte. No puedes ayudarte. Debes entregar tu fe, tu vida y tu confianza al Médico Celestial. Debes dejar el timón en las manos del Buen Capitán.
La Biblia afirma:
"Sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados."
(Hebreos 9:22)
Es decir, no hay limpieza, no hay forma de tener una vida nueva. Para seguir con la ilustración: el tumor no puede ser removido sin derramamiento de sangre.
"Porque la paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor."
(Romanos 6:23)
Espero que entiendas lo que acabo de escribir y busques ayuda antes de que sea demasiado tarde.
Te deseo lo mejor:
Que tengas un encuentro con Jesús como Salvador.
German Esteban Wursten Elmer
Gerwuer ⛵️
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