Cuando la Soberbia nos lleva al Fondo del Mar: La lección del Faraón
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El Faraón y el orgullo del corazón |
"Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros."
(1 Pedro 5:6-7)
El orgullo y la obstinación nos roban la paz. Quien se resiste a la voz de Dios termina perdiéndolo todo: su tranquilidad, su control y, finalmente, aquello que más ama.
Faraón es el ejemplo más claro de esto que acabo de decir: Este hombre endureció su corazón hasta perder la razón y, en su rebeldía, destruyó su familia y su nación. En la noche más oscura, pagó el precio más alto: la vida de su primogénito, su sucesor.
Esta historia es más que un relato del pasado; es una advertencia viva para nuestras vidas. La arrogancia nos convierte en espejos deformados, donde solo vemos nuestro reflejo distorsionado.
El orgullo nos hace persistir en la idea de que solo nosotros tenemos la razón, negándonos a escuchar consejos y a aceptar corrección. Nos cerramos a la voz de la sabiduría, sordos al consejo, ciegos a la corrección. Y así, en nuestra obstinación, nos precipitamos hacia el abismo.
Como el Faraón, endurecemos nuestro corazón ante la evidencia, desafiando incluso la mano de Dios. Cegados por nuestro orgullo, avanzamos con paso firme hacia nuestra propia destrucción, sin percibir que el mar se levanta a nuestro alrededor. Y cuando finalmente la realidad nos golpea con toda su fuerza, cuando las olas nos arrastran y nos ahogan, es demasiado tarde para lamentar.
Al final, cuando perdemos todo lo que más amamos, recién allí nos damos cuenta de que hemos recorrido la vida siguiendo nuestros propios deseos, nuestras verdades, nuestros ideales, sin haber hecho lo que debíamos. Pero, lamentablemente, ya estamos en medio del mar abierto y no hay forma de regresar.
¿Cual es la solución? ¿Como podemos recuperar la Paz en el corazón?
La Fe es la respuesta y la solución.
Gracias doy al Señor por su bendita misericordia y amor, que por medio de Jesús nos brinda una nueva oportunidad para renacer del fondo del fango en el que estábamos hundidos. Solo por gracia somos salvos, como dijo el Apóstol Pablo, por medio de la fe. No es por las buenas obras que podamos hacer, sino por creer y luego proceder.
“Porque, por gracia sois salvos, POR MEDIO DE LA FE;
y esto no es de vosotros,
pues es un don de Dios;
NO ES POR OBRAS,
PARA QUE NADIE SE GLORÍE.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
(Efesios 2:8-10)
La verdadera fe nos lleva a caminar por el único camino angosto, como lo hizo el pueblo de Israel, cruzando el mar rojo cruel. La fe nos ayuda a llegar hasta la otra orilla. Nos capacita y hace en nosotros maravillas; nos da fuerzas para llevar la carga una segunda milla.
Que la caída del Faraón nos sirva de lección: la necedad nos lleva a la ruina, y la humildad es el único camino hacia la salvación.
Te recomiendo que prestes mucha atención a este episodio que he compartido en mi Podcast:
La Perla del Navegante.
"Cómo traer paz a mi alma"
Soy Gerwuer ⛵️ y por ahora
aquí me despido:
Hasta la próxima,
si Dios lo permite.
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