”No tomarás el Nombre de Dios en vano“: Una Llamada a la Reverencia y a la Fe
“No tomarás el Nombre de Dios en vano”: Una Llamada a la Reverencia y a la Fe
"No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; porque el Señor no dará por inocente al que tome su nombre en vano."
(Deuteronomio 5:11)
Cuidado con usar el nombre del Señor de manera insolente. Dios nunca tomará por inocente al que es irreverente.
El nombre de Dios no es solo una palabra, sino la manifestación de su carácter, su presencia y su autoridad.
En la Biblia podemos ver con claridad que el nombre de Dios es santo, y tomarlo en vano significa usarlo de manera vacía, frívola o hipócrita.
El mandamiento nos enseña que Dios debe ser honrado no solo con nuestros labios, sino también con nuestra vida.
¿Qué significa tomar el nombre de Dios en vano?
1. Usarlo sin respeto o de manera irreverente, como en algunas expresiones cotidianas, esas frases que se dicen sin tomar conciencia de su significado, como por ejemplo: “Dios quiera” oh “Dios te bendiga”.El nombre de Dios también suele usarse en vano en la expresión tan común que dice: “¡Oh, Dios mío!” o “¡Señor Jesús!, qué susto me has dado” solo como una exclamación.
2. Hacer un juramento en falso usando su nombre, asegurando que cumpliremos con algo cuando en realidad no tenemos la intención de hacerlo. Por ejemplo cuando alguien dice: “Te lo prometo, te lo juro por Dios”
3. Justificar acciones erróneas con su nombre, manipulando a otros o torciendo la verdad. Algo típico es cuando una persona afirma: “Dios me dijo que te dijera tal o cuál cosa”
4. Vivir en hipocresía, proclamando ser su seguidor pero sin obedecer su voluntad. Esta es una forma muy grave de usar el nombre de Dios en vano, cuando alguien dice ser cristiano pero vive como cualquier mundano, pecando sin control, haciendo a escondidas lo que ofende al Señor.
Dios nos advierte que no pasará por alto a quienes deshonran su nombre, porque Él es santo y digno de toda reverencia.
¿Quién es este Dios cuyo nombre debemos honrar?
Para mí, Él es mi Buen Capitán. Jesús es el mismo Dios que un día se encarnó en un simple ser humano. El Señor no vino a la tierra con esplendor ni vestido de realeza, sino que nació humildemente en un pesebre, vivió en la mayor pobreza, siendo el dueño de toda la riqueza. Creció en la casa de un carpintero y, cuando llegó el momento, se vistió de marinero. Jesús se subió a la barca de unos pescadores que tiraban la red al mar cada día. El Señor los llamó a pescar las almas que en el mundo había. Desde la barca, con todos sus marineros, Jesús anunció el mensaje del evangelio al mundo entero.Jesús no buscó a los poderosos, sino a los sencillos. No se rodeó de los grandes, sino que caminó entre los humildes y ayudó al más necesitado. Amó a los que no eran amados y perdonó a los que estaban contaminados por el pecado.
Me encanta verlo cruzar a la otra orilla para hacer sus maravillas. El Señor cruzó al otro lado para liberar a un hombre endemoniado.
Jesús demostró que no hay distancia ni tormenta violenta que lo detenga en esta vida cuando se trata de salvar a un alma perdida.
Pero Él no era solo un hombre. Jesús es Dios hecho carne, el Verbo encarnado (ver Juan 1:1,14). El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (ver Juan 1:29). Aunque era el Eterno, tomó forma humana y se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:6-8).
Fue despreciado, rechazado y clavado en un madero. Murió y fue sepultado, pero al tercer día resucitó, venciendo la muerte y confirmando su identidad divina por siempre.
La cruz y la tumba quedaron vacías al amanecer del nuevo día. Jesús apareció nuevamente a los pescadores en la orilla y los mandó a navegar para que llevaran su mensaje tan especial.
El nombre de Jesús es poderoso porque tan solo en su nombre hay salvación y todo aquel que humillado lo busque en oración alcanzará su gran salvación.
Como dice Hechos 4:12:
"Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos."
Hechos 4:12
¿Cómo podemos aplicar el Mandamiento de hoy?
1. Honremos el nombre de Dios con nuestras palabras y acciones.
2. No usemos su nombre de manera vacía o con hipocresía, sino con reverencia y gratitud.
3. Vivamos con integridad, reflejando el carácter de Cristo en esta sociedad.
4. Llevemos a todas partes el precioso mensaje del evangelio, para que más personas invoquen su nombre con fe y sean salvas.
Esperando a nuestro Buen Capitán.
Hoy, los que navegamos con Él esperamos su pronto regreso. Sabemos que nuestro Capitán volverá y nos llevará al eterno hogar. Mientras tanto, no tomemos su nombre en vano, sino en alabanza, en obediencia y en un testimonio fiel, sabiendo que siempre estamos en su presencia.
Porque su nombre es Santo, solo su nombre Salva y su nombre es la esperanza eterna que renueva el alma.
"Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo."
(Romanos 10:13)
Querido Navegante, gracias por acompañarme en este recorrido.
Soy Gerwuer y aquí me despido.
Hasta la próxima, si el Señor me lo permite.
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