Repasemos La Biblia remando para seguir avanzando.
“Es necesario que prestemos más atención a la Palabra de Dios, que regresemos a las cosas que ya sabemos, no sea que nos desviemos”
- Gerwuer 🚣♂️
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Samstag (Sábado)
⛅🌡️13°🚣♂️
REMAR LA BIBLIA
🚣♂️👉📖
Repasando y repasando, con los dos remos voy remando, y así, día tras día, por toda La Biblia voy avanzando.
¡Qué bueno es Remar La Biblia día tras día, volviendo a repasar las mismas cosas que aprendí hace tanto tiempo atrás!
Es una realidad que si no medito y considero atentamente todo aquello que Dios ha dejado escrito, me despistó.
Ya se termina la segunda semana en esta nueva travesía de Remar entre Génesis y Juan.
Todos sabemos que La Biblia comienza con la historia del Génesis pero, para mi, termina con Juan. Es que Juan ha escrito su mejor relato al final. Si quieres entender salgamos juntos a remar.
Comenzamos este nuevo recorrido repasando un versículo que seguramente para ti es muy conocido:
Salmo 119:9
“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.”
(Salmos 119:9)
Te quiero recomendar que salgas a remar con La Biblia en la mano y una libreta para anotar. No pierdas la oportunidad de leer y releer el libro inspirado. Dedica tiempo a pensar y reflexionar.
Estoy convencido que, la práctica de escribir con tus propias palabras lo que acabas de leer te puede ayudar mucho a comprender y retener.
Aquí está mi versión personal:
Salmo 119:9
¿Con qué limpiará el joven su camino? ¿Cómo ordenará su vida? ¿Cómo hará para mantenerse puro y limpio cada día? La única forma es considerando y atesorando La Biblia.
Salmo 119:9 (según Gerwuer)
Importante verdad para destacar
Todo lo que en La Biblia está escrito es tan solo por la inspiración del Espíritu de Dios, pero existe gracias a que algún ser humano le prestó la mayor atención y luego escribió todo, según como se le indicó. Nada es un invento de la imaginación.
Ahora sí, pasemos a la entrada en calor. Preparemos el corazón buscando al Señor.
Me inclino para orar 🛐
Salmo 119:10-11
(Mi versión personal)
Oh Señor, con todo mi corazón te he buscado; no permitas que me desvíe de lo que tú has dejado ordenado. En mi corazón he atesorado tus dichos inspirados para no pecar contra ti al dejarlos olvidados.
Salmo 119:10-11 (según Gerwuer)
Ahora me estiro para adorar 🙌
Salmo 119:12-16
(Mi versión personal)
Bendito seas tú, oh mi Señor. Enséñame tus principios y tus preceptos. He compartido con otros los dichos de tu boca, y me he alegrado en tus pensamientos más que las riquezas materiales de este tiempo. Ahora mismo en tus mandamientos meditaré y consideraré tu libro sagrado. Me alegraré en tus estatutos y no me olvidaré de lo que tu has dejado inspirado.
Salmo 119:12-16 (según Gerwuer)
Aclaración importante:
Lo que acabo de escribir no es la Biblia textual. Es tan solo una paráfrasis personal del pasaje, pero al hacer esto, procuro mantener la idea principal. Mi recomendación es que leas La Biblia en la más fiel traducción que puedas encontrar y que luego tomes tus notas al remar y remar, buscando perlas de valor espiritual.
Ahora vamos a remar o más bien vamos repasar comenzando por Génesis y luego por Juan. Es bastante lo que vamos a remar así que prepárate y salgamos.
Remo 1
Génesis 2
(Leemos el capítulo completo. Esta es una versión literal, pero sin las divisiones por versículos)
Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de, toda la obra que había, hecho en la creación.
Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella, tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo:, De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las, había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.
Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del, hombre, hizo una mujer, y la trajo al, hombre.
Dijo entonces Adán: Esto es ahora, hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Y estaban ambos, desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
(Génesis 2:1-25)
Remo 2
Juan 1:35-51; 2:1-25
El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo:
“HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS.”
Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.
Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis?
Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?
Les dijo: VENID Y VED.
Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).
Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).
El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.
Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.
Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.
Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces?
Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.
Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.
Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.
Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.
Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas:
Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito:
El celo de tu casa me consume.
Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?
Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.
(Juan 1:35-51; 2:1-25)
Hasta aquí la lectura por hoy.
Toda persona prudente, sale a remar diariamente buscando en primer lugar la sabiduría celestial, pero al necio le da igual y se la pasa remando en alguna red social.
De todo lo que acabamos de leer solo quiero mencionar y hacerte notar que cada uno encuentra en esta vida lo que está buscando día tras día.
Andrés buscaba al Mesías. Pedro buscaba conseguir algunos pescados para alimentar a su familia y los fariseos por su parte se aprovechaban de la religión sacando ganancias sin compasión.
Al final, Andrés, pudo escuchar la gran verdad. El Cordero de Dios había llegado y entonces comenzó a compartir el mensaje por todos lados, comenzando con su propio hermano.
¿Has encontrado a Jesús el Mesías? ¿Con quién lo compartirás en este día?
Tal vez solo baste con decir: Ven y Ve lo que acabo de descubrir y luego deja que Dios se encargue y le hable.
Te sugiero que invites a otros para que salgan a Remar La Biblia contigo, leyendo juntos y avanzando por el buen camino.
Abrazo fuerte 🫂 y sigamos remando en contra de la corriente.
Gerwuer ⛵️
Remar La Biblia
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