Remando y avanzando con Génesis 3 y Juan 3 de una sola vez.

 


REMAR LA BIBLIA 

Sonntag (Domingo)

⛅🌡️12°🚣‍♂️


Si usamos con fe los remos de Génesis 3 y Juan 3 llegaremos al otro lado, seguros y a salvo, de una sola vez.

Bienvenido una vez más a esta travesía de REMAR LA BIBLIA.

Esta es una propuesta para leer y profundizar en el único libro que tiene vida en abundancia para todo aquel que la quiera encontrar y la busque de manera real. Si estás interesada o interesado será un gusto que te sumes y salgamos a remar de lado a lado.


Llevamos dos semanas practicando usar los dos remos, es decir el Antiguo y el Nuevo Testamento, con la intención de avanzar por la Biblia de extremo a extremo. 


Hoy es el día para el descanso y la adoración. Los que seguímos a Jesús el Señor nos reunimos para escuchar su voz. Si eres un cristiano verdadero, si formas parte del velero, no dejes de reunirte con los demás marineros que navegan rumbo al cielo.


Sin embargo, aunque hoy debemos descansar, no podemos dejar de remar, es decir de leer La Biblia que nos dejó el Buen Capitán. Cada día debemos tomar un tiempo para estar a solas con el Maestro. 


Recuerda por favor traer tu cuaderno de notas, te aseguro que será muy útil si al remar anotas todo lo bueno que notas. Tal vez sea una sola frase, un versículo, un pensamiento. Lo que Dios te hable en cada momento. Luego lo puedes compartir con otros para animar y bendecir.


Comenzamos a remar y recorrer la tercera semana, pero antes, vamos a realizar una entrada en calor, preparando el corazón.


Me inclino, doblo las rodillas, y elevo mi oración 🛐


Salmo 119:17-20

(Mi versión personal)


Señor, bendice, favorece, muestra tu bondad con tu siervo, ayúdame para que pueda obedecer tu Palabra. Abre mis ojos, ilumina mi entendimiento, y entonces comprenderé las maravillas de tu ley con todos sus preceptos.

Soy un peregrino, soy un forastero, soy un extranjero en este suelo, no me ocultes tus mandamientos.

Mi alma está quebrantada, estoy deseando tus juicios en todo tiempo. Has reprendido a los soberbios, los malvados y orgullosos que rechazan tus mandamientos. 

Aparta de mi la deshonra y el menosprecio porque tu Palabra yo aprecio. Aun los que tienen poder se reunen contra mí, pero este siervo tuyo sigue meditando en tus decretos. Tus estatutos me deleitan; pero también me aconsejan y no me dejan.


Salmo 119:17-24 (según Gerwuer)


Luego de haberme inclinado para orar, me estiro para adorar 🙌


Salmo 92:1-2

(Mi versión personal)


Cuán bueno es alabarte, oh Señor, y cantar salmos a tu nombre oh Altísimo Dios. Quiero proclamar por la mañana tu misericordia, y por la noche tu fidelidad. Te adoro con el cancionero y con todos los instrumentos, porque tú me has alegrado por dentro. Me gozo por todas tus obras y estoy muy contento.


Salmo 92:1-2 (según Gerwuer)


Ahora sí, luego de orar y adorar, salimos a remar con Génesis y Juan.


Remo 1

Génesis 3

(Leemos todo el capítulo, usando un lenguaje mas actual, sin la división por versículos)


La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios, el Señor, había creado, así que le preguntó a la mujer: 


—¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?


—La mujer le respondió: Podemos comer del fruto de todos los árboles, pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: 


“No coman de ese árbol, ni lo toquen; pues de lo contrario, morirán”.


Pero la serpiente le dijo a la mujer: 

—¡Eso no es cierto, no van a morir!


Lo que pasa es que Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conociendo el bien y el mal.


La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos y era codiciable para alcanzar la sabiduría, así que tomó de su fruto y comió y le dio también a su esposo, y él también comió, así como ella.


En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse, entretejieron hojas de higuera y se hicieron delantales.


Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios, el Señor, andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera.


Pero Dios el SEÑOR llamó al hombre y le dijo: —¿Dónde estás?


El hombre contestó: —Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.


—¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—.  ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?


Él respondió: —La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.


Entonces Dios el SEÑOR le preguntó a la mujer: —¿Qué es lo que has hecho? 


—La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.


Dios, el Señor, dijo entonces a la serpiente: «Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la simiente de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».


A la mujer le dijo: «Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará».


Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres.


Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás».


El hombre llamó Eva a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente.


Dios el SEÑOR hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió. Y dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre».


Entonces Dios, el Señor, expulsó al ser humano del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho. 


Luego de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén a los querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.


(Génesis 3:1-24)


Remo 2

Juan 3

(Leemos todo el capítulo, usando un lenguaje mas actual, sin la división por versículos)


Entre los fariseos había un hombre que, entre los judíos, era muy importante. Se llamaba Nicodemo. Éste vino de noche a ver a Jesús, y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie podría hacer estas señales que tú haces si Dios no estuviera con él.»


Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.»


Nicodemo le dijo: «¿Y cómo puede un hombre nacer, siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar en el vientre de su madre, y volver a nacer?»


Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.


Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.


No te maravilles de que te diga que es necesario que ustedes nazcan de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y lo puedes oír; pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.»


Nicodemo le preguntó: «¿Y cómo es posible que esto suceda?»


Jesús le respondió: «¿Y tú eres maestro de Israel, y no lo sabes? 


De cierto, de cierto te digo, que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto; pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si les he hablado de cosas terrenales, y no las creen, ¿cómo creerán si les hablo de las cosas celestiales?


Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, que es el Hijo del Hombre. Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.


El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.


Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.


Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no se acerca a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sea evidente que sus obras son hechas en Dios.»


Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. También Juan bautizaba en Enón, junto a Salín, porque allí había muchas aguas; y la gente acudía y era bautizada, porque Juan aún no había sido encarcelado.


Hubo entonces una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. Fueron entonces adonde estaba Juan, y le dijeron: «Rabí, resulta que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos acuden a él.»


Juan les respondió: «Nadie puede recibir nada, si no le es dado del cielo. Ustedes mismos son mis testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.”


El que tiene la esposa, es el esposo; pero el amigo del esposo, que está a su lado y lo oye, se alegra mucho al oír la voz del esposo. Así que esta alegría mía ya se ha cumplido. Es necesario que él crezca, y que yo decrezca.»


El que viene de arriba, está por encima de todos; el que es de la tierra, es terrenal, y habla cosas terrenales; el que viene del cielo, está por encima de todos y da testimonio de lo que vio y oyó, pero nadie recibe su testimonio. El que acepta su testimonio, confirma que Dios es veraz. Porque el enviado de Dios habla las palabras de Dios; pues Dios no da el Espíritu por medida.


El Padre ama al Hijo, y ha puesto en sus manos todas las cosas.


El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios recae sobre él.


(San Juan 3:1-36)


Hasta aquí remamos por hoy.

Solo quiero animarte a considerar detenidamente todo esto que acabas de leer y espero que puedas entender que:


Para el gran pecado que el hombre cometió en el principio, Dios mismo preparó una gran solución, un solo sacrificio, el de su propio Hijo.


El Creador muestra por nosotros su gran amor al enviar a su único Hijo Jesús para que sea el Cordero Salvador. 


Por decirlo así, podemos afirmar que Jesús es aquel Cordero que murió para cubrir con sus pieles la desnudez y la vergüenza de nuestra humana desobediencia.


A lo largo de la semana iremos considerando mejor estos pasajes.


Ahora me despido. 

Espero que nos encontremos nuevamente para seguir en esta travesía de Remar La Biblia día a día.


Abrazo fuerte 🫂 

Gerwuer ⛵️

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