En los brazos de Jesús hay consuelo. Orando por la familia de Nicolás Ricciardi.


Si hoy tu alma está por el suelo, te aseguro que en Jesús encontrarás consuelo. Tus lágrimas Él enjugará y te abrazará mientras pasas por este valle de dolor y oscuridad.
Gerwuer


Donnerstag

☁️🌡️-5°⛵️


¡¡Qué difícil se hace continuar navegando en este mar cuando viene sobre nosotros la más dura tempestad!! 


Oh sí... ¡Qué difícil es seguir navegando y confiando en aquel que está al mando, cuando de pronto, en un solo día, la tormenta nos arrebata lo que más amamos en la vida. 


Lo siento... hoy estoy espantado y lo admito, estoy asustado, es que veo las nubes negras por todas partes y además me llegan noticias muy dolorosas de tormentas furiosas que en otros lugares han dejado a muchos hermanos con el corazón destrozado.


Ayer por la tarde me enteré lo que pasó con Nicolás Ricciardi, un joven de tan solo 16 años que fue cruelmente asesinado por otros tres muchachos malos. Por robarle la mochila, el corazón le atravesaron.


Nicolás era el sobrino de unos amados amigos, unos queridos navegantes que estaban sirviendo al Capitán en otra parte.


El lunes 15 de Enero fue el día más negro para esta querida familia que hoy necesita recibir tanto consuelo.


Es verdad que, cuando las aguas se agitan el corazón llora y grita. 


Querido navegante de la vida, nunca intentes detener las lágrimas en momentos de dolor. Te aseguro que Dios las guarda y te dará consolación si lo buscas en oración.


Como ya he mencionado todo se vuelve tan negro, tan duro, tan complicado cuando la tormenta nos arranca lo que tanto amamos.


Hoy es Jueves 18 de Enero. 

Me encuentro muy lejos de mis amigos que están atravesando este tiempo de aflicción. Solo puedo orar y confiar que Dios los sostendrá y les ayudará a continuar.


Algo que ayer quise destacar, al escribir la Bitácora, es que Dios ama al pecador, pero el pecado siempre será castigado.


Todo aquel que hace lo malo sufrirá una dura condena. La Justicia siempre llega, aunque tal vez no la veamos aquí en la tierra.


Ayer tambien quise resaltar, con los pensamientos compartidos, que es de suma importancia buscar a Dios con perseverancia. 


Sé muy bien que los problemas a mi vida llegarán. Las nubes muy negras por aquí también están por eso debo velar atento y muy cerca del Capitán.


En el mar, todos los navegantes,  enfrentaremos problemas de manera habitual y muchas veces la presión del trabajo nos dejará exhaustos.


Si un marinero en alta mar no escucha la voz del Capitán, no sigue sus instrucciones, sufrirá las consecuencias de su propia negligencia.


Es una necesidad ocuparse de las tareas del Velero y siempre hay alguien en la tripulación que demanda nuestra atención, pero si estamos tan ocupados que no nos queda tiempo para hablar con el Capitán del Barco, entonces estamos más ocupados de lo que Él nos ha ordenado. 

Si hoy no tenemos tiempo para estar a solas con el Señor, velando y orando como Él nos enseñó, entonces nos faltará la fe cuando venga la aflicción.

Querido marinero, recuerda por favor que estarás descuidando tu prioridad, si trabajas noche y día sin prestar atención a la voz del Señor que nos guía.


A todo aquel que ahora mismo está leyendo le quiero advertir que en este viaje de la vida mucho vamos a sufrir. Es algo que no se puede evitar. Pero te aseguro que a Dios no lo puedes culpar.


Así como en alta mar no es por culpa del Capitán que se desatan las tempestades. Debo decir que en la vida terrenal no es por culpa de Dios que sufrimos adversidades.


Todos sabemos que gran parte de la humanidad está desechando a Dios. Lo han eliminado de sus hogares, lo han eliminado de las escuelas, son muchos los que navegan a toda vela sin prestarle su atención, pero luego se quejan y maldicen cuando sufren las consecuencias de su propia rebelión.


Tal vez alguien se pregunta hoy: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no interviene? ¿Por qué no hace justicia? ¿Por qué nos ha dejado?


Desde hace mucho tiempo atrás Dios mira a la humanidad y sufre al ver tanta perversidad y tanta maldad. Sufre al ver que los seres humanos lo seguimos rechazando pero después pretendemos que Él venga a defendernos y ayudarnos cuando todo el tiempo lo hemos ignorado.


Hay un pasaje que hoy recuerdo al pensar en todo esto que estoy mencionando.


Es un pasaje que me muestra claramente como Dios nos está mirando.


El Señor llora y se lamenta porque la gente lo sigue despreciando a pesar de todo el amor que durante tanto tiempo les ha estado brindado.


Lucas nos cuenta que Jesús estaba llegando a Jerusalén y de pronto se detiene, observa y llora. 

“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: 

“¡Oh, si también tú pudieras conocer, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! 

Pero ahora mismo está encubierto de tus ojos.”

(Lucas 19:41-42)

El Señor en aquellos tiempos sufría y se lamentaba porque los hombres y las mujeres de Jerusalén lo rechazaban y sabía lo que al final pasaría.


En otro pasaje Jesús dice:

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a todos los que te son enviados! 

¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!


Pues bien, ahora tu casa quedará abandonada.

Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan:  

“¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”

(Mateo 23:37-39)

¡Oh, qué doloroso, pero al mismo tiempo qué real. Todo lo que estamos sufriendo día tras día es por causa de haber despreciado al mismo Dios que nos concedió la vida.


Termino diciendo que el consuelo del Señor aún hoy está al alcance de todos los que le quieran buscar.


Dios extendió sus brazos en el madero para ayudar y salvar a todo el que le quiera seguir con un corazón sincero.


El consuelo real solo viene de aquel que por todos murió y resucitó en Jerusalén. 


Termino con este versículo maravilloso escrito por Isaías:

“Como una madre que consuela a su hijo, así los consolaré yo a ustedes; y en Jerusalén encontrarán ese consuelo”.

(Isaías 66:13)

Para ti, para mi, para toda la humanidad el consuelo, la paz y la salvación solo está en aquel que murió en Jerusalén. Su nombre es Jesús el Salvador.


Un profundo consuelo tendrá todo aquel que a Jesús le sigue sin dudar hasta el día final, aunque aquí le toque pasar por el valle donde solo se puede llorar.


Abrazo fuerte de consuelo para todos los que hoy están llorando. Desde aquí los sostenemos orando.


Gerwuer ⛵️


Comentarios

  1. Gracias por ese apoyo que tanto necesita tanta gente y es verdad solo Cristo nos puede consolar y amar con ese amor incondicional bendiciones ...adriana

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