Día 138 - Volver a intentar.
Miércoles 🌤️🌡️16°
Hoy es 18 de Mayo de 2022
La Bitácora de Gerwuer 📝
Comienza este nuevo día y me encuentro a solas con el Capitán para renovar las fuerzas y seguir navegando esperando poder pescar. Cada día debo levantarme y volver a empezar.
Navegar sin parar.
Escuchando diariamente la voz del Capitán que me dice:
"No dejes de remar.
Sigue tirando la red al mar.
Tu has sido llamado para pescar."
La manos me sangran,
pero vuelvo a intentar.
Aunque sigo aquí,
no veo resultados.
Me siento desmayar.
Escucho al Señor que me dice:
"No debes parar, no renuncies jamás. Ve y tira la red una vez más."
Mis fuerzas se agotan mientras voy tirando la red a un mar que ningún pez me quiere entregar.
Cuántas veces mi corazón se desalienta, ya he perdido la cuenta. Sigo tirando una red que nada encuentra.
Navegar sin parar. No volver la vista atrás. Levantarme con fe una vez más, aunque las heridas en las manos me vuelvan a sangrar.
Tirar la red al mar tan solo en obediencia a la palabra del Capitán y seguir así hasta el final creyendo que el milagro puede llegar y de pronto la red se puede llenar.
Esta es mi misión, fui llamado por el Señor, debo perseverar aunque sienta dolor, cansancio y frustración.
Soy navegante, soy pescador,
soy un marinero en este gran velero que navega rumbo al cielo."
Llevamos 138 días navegando por el mar de la vida en este nuevo año y es tan solo por la gracia de Dios que seguimos avanzando.
Ayer un navegante amigo me envió un mensaje para recordarme que no debía parar y no debía dejar de tirar la red al mar.
Qué bueno es contar con personas que sirven al mismo Capitan y nos alientan a no mirar resultados, ni contar cuántos peces hemos atrapado, porque si lo hacemos terminaremos frustrados.
Hay amigos que nos recuerdan que debemos ser fieles al Señor aunque aquí no veamos los frutos de nuestra labor.
Solo debo ser fiel a mi llamado.
Permanecer en el velero como un buen marinero y llevar el Evangelio por el mundo entero.
La única manera de continuar sin desmayar es pasar tiempo a solas con el Capitán. Abrir el corazón, derramar toda carga y aflicción. Meditar en su Palabra con devoción.
Lo que siempre me ayuda, en esta vida dura, es hacer memoria del gran sacrificio que Cristo hizo, recordar su perdón, su gracia, su pasión. Recordar cómo él me buscó y me amó cuando perdido estaba yo.
El mundo me engañó y el pecado en sus garras me atrapó, pero Jesús con su Palabra me liberó.
El Señor no paró, aunque al final, muy solo se quedó. Su sangre en la Cruz vertió y sepultado sus días terminó.
Las tinieblas pensaron:
¡Lo hemos logrado!
El Salvador de almas
no ha podido ser salvado!
El que vino a buscar a los perdidos ha sido detenido.
¡Lo hemos parado!
¡Lo tenemos sepultado!
Pero la alegría les duro tan solo tres días, porque, en la mañana del primer día de la semana, Jesús nuevamente hablaba y así sus discípulos, la Barca llenaban.
Leamos lo que nos cuenta el evangelio de Juan:
Juan 21:3-6
Simón Pedro les dijo:
"-Voy a pescar."
Ellos le dijeron:
"-Vamos nosotros también contigo."
Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
Y les dijo:
"- Hijitos, ¿Tienen algo de comer?" Ellos le respondieron:
"-No."
El les habló diciendo:
"-Echen la red a la derecha de la barca, y encontrán."
Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces."
Pero, lo mejor de toda esta historia, no está en ver los resultados y cuántos peces pescaron, sino más bien en el encuentro que tuvieron cuando a la orilla del mar regresaron.
Pienso que la mejor parte sucedió al final, cuando a Jesús cara a cara por fin pudieron mirar.
En ese momento se olvidaron de todo el sufrimiento; de la noche, del tormento, las tristezas, y los malos pensamientos.
¡Qué hermoso es saber que ningún reproche escucharon de Él!
Ni siquiera Pedro, que tres veces lo había negado, se sintió desplazado o ignorado.
Fue allí que estos pescadores celebraron al poder encontrarse con el mismo Señor que tanta paciencia y amor les había mostrado.
Querido pescador, no pares, no pierdas la pasión, no dejes que la frustración te amargue el corazón.
Aunque la red está vacía y la noche ya termina, el Señor te habla desde la orilla para que sigas remando la otra milla.
Tira la red a la derecha.
Intenta nuevamente, aunque tu mente diga que ya no te sacrifiques ni te esfuerces.
Sigue confiando, sigue pescando. Cuando estés en la otra orilla con el Señor, te darás cuenta como Él te utilizó y te alegrarás al ver que la red se llenó porque con su Palabra Él obró.
La Gloria solo es para el Señor pero de seguro con Él te alegrarás y celebrarás al ver los resultados de haber perseverado.
Te saludo deseando que Dios te anime y renueve en tí sus fuerzas para remar y tirar la red hasta el final esperando que Él te lleve a su Hogar.
Hasta la próxima.
Gerwuer ⛵️
Lectura Anual 📖
Nehemias 9 al 10
¡Muchas gracias! A seguir adelante puestos los ojos en Jesús
ResponderEliminarHola, muchas gracias por dejar tu comentario. Tienes toda la razón, hay que seguir adelante con los ojos puestos en el Comandante.
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