Día 64 - No permitas que me duerma.
Sábado 🌤️🌡️-2°
Hoy es 05 de Marzo de 2022
Bitácora 📝⛵
Navegando y navegando seguimos avanzando y una vez más llegamos al día Sábado.
Aunque hoy nos toca trabajar es como si la mente ya estuviera preparada sabiendo que mañana podemos descansar.
Miro el termómetro y veo que la temperatura actual es menor a los dos grados. Lo buenos es que todavía el agua del mar no se ha congelado aunque podría pasar.
Lo que sí se vuelve muy peligroso, durante el invierno, es caminar por la superficie. El frío todo lo congela y basta un poco de agua para que se forme una pequeña pista de patinaje, por eso siempre repito lo mismo...
¡Camina con Cuidado!
Recuerda abrir bien los ojos y permanecer atento porque en la barca el peligro acecha en todo momento.
Al hablar de la baja temperatura en el exterior, no puedo evitar pensar en ese frío que por momentos se nos mete en el corazón.
Me examino y me pregunto:
¿Cómo me encuentro en esta mañana?
¿De qué manera me está afectando lo que sucede en el exterior?
¿Estoy permitiendo que los problemas y la situación actual me afecten de tal manera que hasta se congela mi vida espiritual?
¿Estoy atento a la voz del Capitán?
Admito que, en algunas ocasiones, leyendo su Libro me he quedado dormido. También me ha ocurrido que, al doblar mis rodillas para orar, mis ojos se han cerrado y he comenzado a roncar. Es una vergüenza, pero no lo quiero negar.
Lo peor ha sido cuando, en alguna reunión del domingo, mi cuerpo ha estado presente pero mi mente ya se ha ido... hasta me ha sucedido que he cabeceado y también me he dormido, sobre todo cuando el mensaje ha sido muy largo o un poco aburrido.
Estoy abriendo mi corazón, se que esto me ha pasado en esos tiempos en que mi interior y mi relación con el Señor se había enfriado.
Todo navegante pasa por momentos así. Nadie está excento del peligro de quedarse dormido cuando en verdad debería velar y orar para no entrar en la tentación y sucumbir ante el mal.
Hasta los mismos discípulos de Jesús, aquellos que durante unos tres años caminaron a su lado, sucumbieron y se durmieron.
Creo que ya todos conocemos el relato pero hace bien recordarlo:
Mateo 26:36-41
"Jesús fue con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: "-Quédense aquí, mientras yo voy allí a orar".
Entonces, llevando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Y Jesús les dijo directamente:
"-Mi alma está muy triste hasta la muerte; les pido que se queden aquí para velar conmigo."
El Señor se fue un poco más adelante, se postró sobre su rostro y en oración dijo:
"-Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú."
Regresando el Señor al lugar donde estaban sus discípulos, los encontró dormidos, y hablando a Pedro le dijo:
"-¿Así que ustedes no han podido permanecer despiertos conmigo ni siquiera una hora?
Ustedes deben velar y orar, para no entrar en tentación; yo sé que en verdad pueden tener el espíritu dispuesto, pero la carne es débil."
Es verdad que muchas veces podemos tener la mejor voluntad para permanecer junto al Señor y hacer lo que él nos mandó pero la tentación viene en toda ocasión y el pecado nos destruye sin compasión.
Para mí es bien sabido que debo velar y orar, para no quedarme dormido. De lo contrario el enemigo vendrá y mucho daño me hará.
¡Vamos navegante! despertemos y sigamos adelante.
No permitas que me quede dormido. Ayúdame a seguir por el buen camino.
Hasta la próxima
Gerwuer
Lectura Anual: 📖
Deuteronomio 31 al 32
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