Día 39 - Una buena relación trae satisfacción.

Martes ☁️🌡️ 6°
Hoy es 08 de Febrero de 2022.

Bitácora 📝⛵
¡Qué bueno es poder apartar un tiempo para estar a solas con mi Señor!

Hoy es martes y la embarcación sigue adelante. La vida no se detiene. El mundo sigue con sus exigencias. 

Las tareas me reclaman y la mente vuela. Entiendo que debo esforzarme por llevar mis pensamientos hacia arriba si quiero que las cosas prosperen aquí abajo.

Hoy comienzo a leer el capítulo 4 del libro de Génesis. 

Génesis 4:1-2
"Adán se unió a su esposa Eva, y ella quedó embarazada y concibió y dio a luz a Caín diciendo: 
"¡Con la ayuda del Señor he tenido un varón!"

Tiempo después dio a luz a Abel, el hermano de Caín. Y Abel fue pastor de ovejas mientras que Caín se dedicó a labrar y cultivar la tierra."

El libro del Capitán no me cuenta todos los detalles de lo que sucedió luego que Adán y Eva fueron expulsados del Edén.

Yo me pregunto... ¿Se habrán peleado?... ¿Habrán discutido por el camino? Pienso que tal vez se enojaron el uno con el otro por todo lo sucedido.

Ayer hablaba sobre la bendición que es tener una compañera. 
Doy gracias al Señor que no debo navegar solo. 

Hoy quiero decir que aprecio su amistad, su amor, su aliento. Aprecio también su perseverancia, su paciencia, su constancia en la oración y muchas cosas más.

Ahora bien, debo decir que muchas veces en el matrimonio se suele discutir... no todo es como era en el principio en aquel bello jardín.

Cuando Adán y Eva pecaron los conflictos comenzaron. 

En nuestro propio recorrido, con mi amada compañera, mientras navegamos hacia nuestro destino, confieso que muchas veces hemos discutido. No ha sido todo color de rosas por el camino. También nuestros tiempos grises y oscuros hemos tenido.

Si, es verdad, muchas veces nos hemos enojado, nos hemos ofendido hemos tenido tiempos difíciles... pero lo mejor viene con la reconciliación. Cuando nos detenemos y hablamos para solucionar la situación.

Cuando nos pedimos perdón, cuando hablamos de aquello que nos molesta, cuando aclaramos las cosas suceden cosas hermosas.

Yo pienso que esto puede haber sucedido también con Adán y Eva. Haciendo uso de la imaginación pienso que luego de un tiempo se abrazaron, lloraron, se pidieron perdón, vino la reconciliación y sucedió la gran maravilla. Adán volvió a sentir que tenía su otra costilla.

Luego de esto vino el primer niño y le llamaron Caín. Luego llegó el segundo y le pusieron por nombre Abel y así la familia comenzó a crecer. 

El libro del Génesis no menciona mucho más sobre lo que fue pasando y como estos niños se fueron desarrollando pero es lógico pensar que sus padres les habrán contado como era todo antes de pecar.

Tal vez, también ellos relataron la vergüenza que sintieron el día en que desnudos los descubrieron, y  cómo Dios sacrificó animales y con la piel de unos corderos les fabricó delantales para así poder cubrirles el cuerpo entero.

Es evidente que esos dos niños aprendieron desde pequeños que debían trabajar seis días a la semana y el séptimo día debían descansar y adorar al Señor.

Es en el seno del hogar donde los hijos deben aprender a amar y también a perdonar, deben aprender el valor de trabajar pero sobre todo deben aprender a obedecer, respetar y adorar al único Dios y Padre Celestial.

Por lo que hoy hemos leído vemos que Caín se dedicó a labrar la tierra y sembrar semillas. Una tarea preciosa y muy valiosa.

Abel por su parte se ocupó de la ovejas y la ganadería. Otra tarea de gran importancia para sustentar la vida.

Cada uno fue creciendo y desarrollando su habilidad, y cada uno fue trabajando de acuerdo a su propia capacidad.

Eva reconoció que sus hijos eran una bendición de Dios, un regalo precioso. Una manera de hacer realidad la gran promesa. Ella sabía que un día llegaría de su descendencia ese hijo que le aplastaría la cabeza al malvado enemigo, por lo tanto ella debía tener muchos hijos.

Lo mismo escribió el salmista:

Salmo 127:3-5
"Los hijos son la herencia que nos da el SEÑOR; el fruto del vientre es la recompensa que viene de nuestro Dios.
Los hijos de un hombre joven son como las flechas poderosas en las manos de un guerrero.
¡Qué afortunado es el hombre que llena su aljaba con este tipo flechas! No será avergonzado cuando se enfrente a sus enemigos a las puertas de la ciudad."

Oh querido navegante recuerda siempre que es una bendición de Dios el poder formar una familia.

Si estás casado aprovecha este día para pensar en tu relación matrimonial. Recuerda que suceden maravillas cuando te unes a tu otra costilla. 

Cuando las personas se reconcilian y se tratan con amor se vive mucho mejor. Solo así se puede cumplir con el plan del Señor.

Hasta la próxima.
Gerwuer

Lectura Anual: 📖
Levítico 25 al 27

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