Día 29 - El enojo del navegante. Una lección para recordar.
Sábado nublado ☁️🌡️7°
Esta lección es para no olvidar que en cualquier momento me puedo enojar, por eso debo velar y orar...
Bitácora 📝⛵
"¡Vamos, son la seis de la mañana y hay que salir de la cama!...
"Si... es verdad quiero encontrarme con el Capitán antes de ir a trabajar".
Esto fue lo que pensé cuando me desperté y sin dudar me levanté.
Necesito cada día estos encuentros con el Señor porque me ayudan a navegar mejor.
Ayer dije en un momento que si no camino bien atento puedo pegar un tropezón... y justo eso fue lo que me pasó.
Venía tan concentrado pensando en esto de ¡Camina con cuidado! que, por decirlo de alguna manera... me olvidé del escalón.
Me siento mal al decirlo, me causa tristeza y dolor, pero por desatento y desprevenido, casi arruino una relación.
Dicen que un tropezón no es caída, pero la verdad es que yo me siento avergonzado cada vez que he tropezado y ayer no fue la excepción.
Lo que pasó fue que, en un momento, otro navegante que estaba de visita, se puso a tocar, sin mi autorización, una máquina, un aparato que yo tenía en una mesita.
En ese momento me enojé... levanté un poco la voz y el visitante se ofendió... (con toda la razón).
Aclaro que para mí fue un papelón. No apliqué bien la lección. De inmediato le pedí perdón, reconocí que yo había actuado mal y con eso, al final, todo se arregló. Menos mal...😊
Luego alguien me dijo una frase muy oportuna pensado en esta situación:
"Es preferible que se rompa cualquier cosa de la embarcación pero que no se rompa una relación"
¡Wow!... muy cierto
¡Que importante!
Comparto esto en la Bitácora porque creo que puede servir a otros navegantes que también tienen la costumbre de reaccionar mal.
Hay quienes se enojan o responden con mala cara por una tontería o porque algo material se rompió en un descuido y eso les amargó el día. (A mi me suele pasar y esto es algo que deseo superar)
Pero hay otros que no solo tropiezan, sino que caen y lo hacen de tal manera que el enojo les dura una semana entera.
No puedo evitar pensar en todo lo que el navegante Pablo escribió y aconsejó a los Efesios en su carta.
Él también supo tener problemas con el enojo por eso sabía lo que decía.
Aquí lo escribo con mis palabras:
Efesios 4:26 y 27
"Pueden enojarse, pero no pequen, no permitan de ningún modo que el sol se ponga mientras ustedes siguen enojados. Recuerden no darle nunca un lugar al Diablo."
Esto es bueno tenerlo en cuenta cada día porque siempre surgen cosas que pueden hacernos enojar y hasta explotar mal.
Por algunos motivos en ocasiones puede ser correcto y hasta necesario un poco de enojo... (pero mucho cuidado, tan solo un poco, nada más).
Lo que no debemos permitir es que ese momento de ira nos dure todo el día y mucho menos un mes o toda la vida... hay quienes siguen enojados por algo que pasó en el infancia y no lo han superado todavía.
Luego Pablo sigue diciendo:
Efesios 4:29-32
"Ninguna palabra ofensiva y grosera salga de sus labios. Por el contrario hablen siempre cosas buenas que ayuden y edifiquen a quien los escuche.
No causen tristeza al Espíritu Santo de Dios con el cual fueron sellados para ser identificados el día en que el Señor venga a buscarlos.
Dejen la amargura y la tristeza a un lado, no esten siempre enojados, no sean violentos, no griten ni ofendan a los demás, abandonen toda clase de maldad.
Más bien les pido que sean buenos unos con otros, muestren mucha misericordia, perdónense mutuamente así como Dios mismo ya los ha perdonado a ustedes en Cristo."
El día en que creímos en Jesús y le confesamos nuestros pecados, fuimos completamente perdonados de todo lo mal que obramos, pero en verdad, muchas veces, parece que lo olvidamos.
Nos cuesta mucho perdonar de verdad y mostrar piedad pero creo que mucho más nos cuesta pedir perdón a los demás.
Justificamos nuestra manera de reaccionar y le echamos la culpa a otras cosas o a otras personas en lugar de reconocer que el problema en realidad puede estar en nosotros y no en los demás.
Muchos somos rápidos para aconsejar a otros lo que deben hacer. Les leemos pasajes del Libro del Capitán y hasta nos paramos al frente para enseñar, impresionamos con una buena lección, que luego en privado, o cuando estamos en confianza, no aplicamos aquello mismo que antes hablamos.
Conocemos bien las reglas pero al final las ignoramos y terminamos haciendo las cosas de otra manera.
Es fácil decir y aconsejar a otros que caminen con precaución y tengan cuidado pero lo difícil es aplicarlo.
Como alguien dijo...
"Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago"
Oh Señor te pido perdón una vez más por mi enojo y mi mala cara. Ayúdame a recordar lo que dice tu Palabra. No quiero darle lugar al Diablo ni quiero mantener la amargura y el rencor en mi corazón.
Te pido perdón y te pido que me recuerdes en todo momento que debo estar muy atento porque en cualquier momento el enemigo aprieta ese botón que saca de mi una mala reacción.
No quiero echar la culpa a los demás. Reconozco que yo soy el que debe mejorar y solo por tu Espíritu lo puedo lograr. Lléname con tu presencia y que se vea en mi tu amor, tu gracia y tu bondad"
Amén
Hasta la próxima querido navegate.
Gerwuer
Lectura Anual: Levítico 1 al 3
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