Día 27 - Jugando a las escondidas.

Jueves lluvioso 🌧️🌡️4°

Bitácora 📝⛵
Hoy es Jueves, estoy en mi lugar preferido, donde puedo hablar tranquilo con el que guía mi camino.

Es temprano y algunos duermen pero el Capitán siempre está cuidando de todos, aún de los dormidos, y en verdad sufre por aquellos que navegan perdidos.

El viento sopla, puedo escuchar su aullido. La lluvia deja su rastro en el vidrio mientras yo sigo pensando en todo lo que el Señor me ha dicho.

Esta mañana una vez más vuelvo a leer el Gran Libro y sigo en Génesis 3:8 al 10

"Aquella tarde, a la hora en que la suave brisa sopla, el hombre y la mujer oyeron que Dios andaba por el jardín. De inmediato corrieron a esconderse de su presencia, tratando de ocultarse entre los árboles del huerto.

Fue entonces cuando el Señor llamó al hombre y le preguntó:
-"¿Dónde estás tú?"

El hombre le contesto:
- "Escuché tu voz en el jardín, y tuve mucho miedo, porque estoy desnudo, por eso corrí y me escondí". 

Esta historia verdadera, del primer hombre y la primera mujer,  haciendo lo que sabían que no debían hacer, es un relato que desde pequeño llena mi corazón de tristeza.

Lo digo con un profundo dolor en el pecho. Me imagino traicionando a mi mejor amigo por seguir el consejo de un cretino.

Es muy doloroso lo que aquí se nos cuenta. Hasta hoy las consecuencias de esa desobediencia nos afectan de manera tremenda.

Veo en todo esto al Señor, el mismo Creador, acercándose como lo hacía cada día, al caer la tarde, con su suave brisa. Buscando terminar el día en una dulce compañía.

Es Él quien viene al encuentro de sus amigos, estos dos, con los que tantas veces se había reunido, pero ellos ya no estaban en el mismo sitio, se habían escondido.

No quiero parecer atrevido, pero te digo que por un momento, me imagino al Señor pensando:

-"Mmmm... Aquí sucede algo extraño. ¿Se quieren esconder de mi? ... ¿Quieren jugar a las escondidas? ... ¿Se piensan que no los vi?"

Entonces, como si Dios les siguiera el juego, se detiene, mira a todos lados y lanza su pregunta acertada:

-"¿Dónde estás tú?"
Shhhh ... silencio... nadie dice nada... ¡Cri, cri, cri! solo se oyen los grillos... ¡Cri, cri, cri!...

- Vamos, dime:
 "¿Dónde estás tú?"
y de pronto...
-¡Cha cha cha chaaaan! ...
... ¡Sorpresa!!! ¡aquí estoy...!!

"No, no te rías... por favor... esto debería causarte mucha tristeza y dolor. ¡El pecado no es un juego!, no señor..."

No la verdad que no es ninguna sorpresa y esto no tiene nada de gracioso.

En este momento el Capitán me mira de frente con sus tremendos ojos, lágrimas ruedan por sus mejillas... se detiene y con ternura me hace la misma pregunta... 
"¿y tú?... ¿Dónde estás tú?" ...
"¿Dónde te encuentras ahora?"

No puedo evitar el tremendo suspiro que brota de mi interior:
-"Fuuuuuuhhhh!!!... 
pero luego viene el ... ¡¡Buahhhh!!
Casi como un desahogo... llorando le digo:

"- Señor tú lo sabes todo... que puedo decir... nada te puedo ocultar... tú sabes bien todo lo que hice mal... estoy triste, estoy arrepentido, por favor perdóname porque te he desobedecido, si Señor he pecado ..."

Luego de confesar todo aquello que hice mal, el Capitán viene y me abraza... me consuela y me dice:

"¡Oh, cuanto deseaba oír esto de tus labios!... por eso es que una vez más te perdono... ya he borrado tu pecado, ahora toda la angustia te quito ... pues la sangre de mi hijo Jesús sigue siendo el único y perfecto sacrificio. 
Con ella te hice nacer de nuevo y te adopte como mi hijo aquel día en que por primera vez me llamaste, saliendo de tu escondrijo ... y ahora que otra vez has caído te perdono y te limpio, vamos, no te detengas sigue navegando conmigo..."

¡¡Ahhh, siiii...!!! que alivio.
Luego de derramar mi corazón y confesar la situación que tremendo gozo... que satisfacción... que profunda paz llena mi interior... puedo seguir junto a mi Señor en dulce comunión...

Amigo que lees la Bitácora... la pregunta llega para ti también...

¿Dónde estás tú?... piensa en lo más profundo... ¿Dónde estás?
Mírate con sinceridad.
¿Cómo se encuentra tu corazón?
¿Qué buscas alcanzar?
¿Qué te propones en realidad?
¿Qué has hecho aún sabiendo que estaba mal?

No podemos ocultarnos de los ojos del Capitán. ¡No podemos tapar nada porque todo ya lo vio!

No tiene sentido tratar de escapar. El Señor en todas partes nos puede ver y encontrar. 
Si no nos arrepentimos y le pedimos perdón, si tratamos de huir te aseguro que será peor. 
No pongamos más escusas. 
Volvamos pidiendo perdón.

"Si confesamos nuestros pecados siempre seremos perdonados" (Recuerda y lee 1era. de Juan 1:9)

Aquí deseo terminar la Bitácora de hoy. Ahora necesito pasar un tiempo más hablando con el Señor.

Hasta la próxima.
Gerwuer.


Lectura Anual: 34 al 36

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