Día 16 - Señor nuestro ¡Cuán Glorioso es tu Nombre!

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Bitácora 📝
Domingo 16 de Enero de 2022
Ha llegado el día de reposo, el día de descanso, pero también el día de reunión.

Éste es el día donde nos detenemos para adorar y agradecer al único digno de todo honor. Nuestro Capitán y Señor.

Ayer terminé de leer Génesis 2:16-17 donde dice que Dios dejó al primer hombre tan solo una orden.

Un solo mandato para recordar. 
Un solo principio a tener en cuenta. Una sola oración para memorizar cuando llegara la hora de la prueba.

¡Qué interesante!
Desde pequeño me mostraron a Dios casi como un Rey tirano, alguien que solo exige obediencia y que ha establecido los 10 mandamientos que se deben conocer de memoria y se deben cumplir sin demora.

También me lo han mostrado como un Padre distante y muy exigente que ha establecido muchas leyes y es muy rígido para con los que no le obedecen.

Pero, la verdad que, al leer los primeros capítulos de La Biblia, veo algo muy diferente.

Me encuentro con un Amante Creador, un Dios Protector, un Dios que se ocupa de preparar todo lo necesario para crear finalmente al ser humano y darle un propósito, una responsabilidad, un autoridad y una capacidad especial para pensar, decidir y actuar como quisiera.

Dice que ese primer hombre fue creado a Su imagen, a Su semejanza. Sin manchas, sin fallas.

Usando la ilustración de ayer se podría decir que Adán recibió una hoja en blanco donde tan solo debía escribir una respuesta correcta en el momento de la prueba. 

Se le concedió un cuerpo perfecto, un espíritu, un aliento de vida, una mente capaz de decidir, dirigir, gobernar, crear pero sobre todo un alma que se podía comunicar, que tenía plena amistad con Dios. Adán podía hablar en todo momento con su Creador.

El Dios que veo en la Biblia desde el principio es un Dios que le da al primer hombre absoluta libertad.

Me imagino a Dios diciendo:
"Adán, tan solo tienes un límite, una prohibición, hay un árbol que contiene una maldición, pero también hay un árbol que contiene una gran bendición. Tú debes decidir si crees a mi Palabra y me obedeces o si haces lo que te apetece."

Éste árbol de la ciencia o del conocimiento del bien y del mal fue colocado para probar la obediencia. No interesa si era una manzana, una pera. No se sabe qué fruto era. Lo que realmente importa son las consecuencias.

El primer hombre, llamado Adán, debía retener la Palabra de su Creador, debía aceptar su instrucción, rechazar aquello que finalmente le quitaría la vida. Creer que Dios sabía por qué se lo decía. Lo mejor que Adán podía hacer cada día era comer tan solo del árbol de la Vida.

El Dios de la Biblia no es un Dios tirano. No es un Padre distante. 
No es un ser que solo se ocupa de establecer leyes injustas.
En realidad es un Dios de libertad. Solo debemos creer lo que nos dice para comprobar cuánto nos ama.

Me gusta mucho lo que dice el Salmo 8 y te recomiendo que lo leas detenidamente.

David es quien lo escribe y dice algo así:

"Oh Dios, Señor nuestro, 
¡Cuán grande y glorioso 
es tu nombre en toda la tierra!
has puesto tú alabanza 
sobre los cielos.

Con la alabanza de la boca de los más pequeños, de aquellos que maman, levantaste una fortaleza para detener a tus adversarios, para detener al enemigo y al vengativo.

Cuando veo los cielos que tú mismo has creado, la luna y las estrellas que en él has colocado, me pregunto y pienso: ¿Qué es el hombre, qué es el ser humano, para que de él tanto te acuerdes y para que lo visites?

Le has hecho un poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y hermosura.

Le diste autoridad para gobernar todas tus obras y todo lo que existe lo pusiste debajo de sus pies. Tanto como las ovejas, los bueyes, todos los animales del campo y las bestias salvajes, pero también las aves de los cielos, los peces del mar, aún todo ser viviente que nada en el océano.

Oh Dios, Señor nuestro,
¡Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!"

Por todo esto es que no queremos perder el privilegio de pasar un tiempo con el resto de la tripulación para adorar a nuestro creador. 

Necesitamos estos momentos cada domingo. Nos recuerdan que formamos parte de una gran familia. No navegamos solos por la vida. Hay muchos más que también siguen y sirven al mismo Capitán.

Si estás leyendo estas palabras y te das cuenta que hace tiempo navegas solo y a tu modo, con tu propia embarcación, siguiendo tus propias metas, tus rutas, tus ideas, te advierto que corres peligro.

Sinceramente hoy te recomiendo que te unas a la gran tripulación que navega al mando del Gran Comandante. Tú puedes también formar parte de esta gran familia.

Por último no te olvides que corremos peligro de perder el rumbo si dejamos de atender y seguir lo que indica el Mapa.

Por eso hoy dejo 👉 aquí lo que hemos visto en esta última semana: Génesis 2:4-17

Pala Leer debes abrir el Baúl y sacar el libro 📖
Recuerda utilizar esta 👉 Llave 🗝️

Gerwuer

Lectura Anual: Génesis 48 al 50

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