Día 117 - Navega tranquilo. Dios nunca está dormido.

Miércoles☀️🌡️ 2°
Hoy es 27 de Abril de 2022

La Bitácora 📝⛵
Es temprano y el sol recién se está despertando. Sus rayos van pintando el cielo y poco a poco la oscuridad va desapareciendo.

Esto mismo ocurre en mi vida cuando le doy lugar a la Luz Celestial y dejo de pensar solo en lo terrenal.

A medida que voy permitiendo que la Palabra del Señor sea la que ilumine mi entendimiento, experimento que la oscuridad se va y puedo ver las cosas como son en realidad. 

Miro desde mi ventana hacia el horizonte, pienso en el porvenir y estoy tranquilo al saber que mi Señor ya se encuentra allí. 

Tranquila, alma mía, no hay por qué temer. Recuerda que el Señor es tu guardador y nada que pueda suceder a tu alrededor lo encontrará desprevenido. No tengas temor. Él nunca está dormido. 

Si en el pasado el Señor te ha sostenido, puedes tener la seguridad que en el presente Él también te sostendrá.

No temas y sigue navegando; sigue confiando; sigue llenando tu mente con la verdad. Dios te ama y nunca de ti se apartará.

Oh sí, ¡qué bien me hace levantarme temprano, antes que los demás y tener un tiempo a solas con el Capitán!

Escribo la Bitácora de esta embarcación a medida que escucho la voz de mi Señor. 

Me doy cuenta que el mundo trata de distraer mi atención con vanidades terrenales, con tesoros materiales, pero además con muchos afanes y ansiedades.

Noticias de todo tipo me llegan desde temprano y si les presto atención me roban la paz del corazón.

Decido una vez más hablarle a mi alma para que recupere la calma:

"Alma mía, solo en Dios reposa. Solo en Dios confía. No pienses en nada más. No temas y busca las cosas de arriba. Busca en Jesús la verdadera Paz"

¡Cómo me alienta el Señor con su Palabra!... ¡Qué bien me hace sacar la mirada de lo efímero y pasajero para enfocarme en lo que tiene valor eterno, aquello que es verdadero.

Vuelvo a seguir el ejemplo de David quien llegó a decir:

Salmo 62:5-7
"Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza.

El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.

En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio."

¡Qué convicción! 
Me imagino que David podía decir con toda confianza: 

"¡En Dios tengo puesta mi fe y mi esperanza!

En Dios está mi salvación.
No es por mi habilidad con la honda y la piedra que al Gigante derribé en aquella Guerra. 

No es por mi vara y mi cayado que, tanto al Oso como al León, he derrotado en el pasado.

No es por ninguna armadura que mi alma está firme y segura.

Es tan solo por haber confiado en el Señor que la Victoria me acompaña en toda situación."

Todos podemos decirle a nuestra alma que confíe en Dios y en su Palabra, pero cuando el Gigante se levanta o cuando el Oso viene y nos ataca es cuando se comprueba si nuestra fe es verdadera.

Solo quienes ya han experimentado el poder y la salvación del Señor en el pasado, son los que se encuentran capacitados para hablarle al alma en tiempos de guerra y decirle que recupere la calma, y que no tema.

Esas pequeñas aflicciones y luchas de hoy, que vamos enfrentando con la fe puesta en Dios, son las mismas que nos preparan para las grandes pruebas del mañana.

Alma mía, espera en el Señor, ten confianza y deja que Él te sostenga en esta nueva tormenta que hoy enfrentas. Entrega toda tu carga para que vuelva a ti la profunda calma.

Hasta la próxima.
Gerwuer

Lectura Anual 📖
1 Crónicas 11 al 14

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